Tradicionalmente se han utilizado algunos índices antropométricos para el diagnóstico de exceso de peso en niños y adolescentes que han mostrado algunas desventajas por lo que se han postulado otros indicadores. En ese sentido, se plantea estimar el nivel de asociación entre indicadores antropométricos y la presencia de dislipidemia en adolescentes y adultos jóvenes. Se realizó una investigación observacional, descriptiva y de corte transversal en 123 adolescentes (68,2% mujeres, edad promedio 14,5 años) y 122 adultos jóvenes (70,5% mujeres, edad promedio 21 años) de la ciudad de Caracas. Se calcularon Índices de Masa Corporal (IMC), Índice Cintura–Talla (ICT), Índice de Masa Corporal Abdominal (IMCA) e Índice de Masa Tri-Ponderal (IMT). Se obtuvo una muestra de sangre por punción venosa, en ayuno de 12 a 14 horas, a partir de la cual se cuantificó Colesterol Total, Lipoproteína de alta densidad y Triglicéridos. Se calculó la concentración de Lipoproteína de baja densidad por la fórmula de Friedewald, así como el índice LDL-C/HDL-C y el índice LogTg/HDL. Para el análisis e interpretación de los datos se utilizó estadística descriptiva univariante y multivariante. Los resultados revelaron que los índices antropométricos IMCA e IMT no mostraron mejor desempeño en predecir dislipidemia que los indicadores IMC, Circunferencia de Cintura (CC) e ICT en adolescentes y adultos jóvenes. Los indicadores antropométricos de adiposidad abdominal, CC e ICT, tendieron a presentar mayores OR, ABC, sensibilidad y especificidad independientemente del grupo de estudio. En general, la capacidad de los indicadores antropométricos evaluados en predecir la presencia de dislipidemia en adultos jóvenes fue adecuada, situación que no se presentó en los adolescentes. Arch Latinoam Nutr 2021; 71(2): 85-93.
Palabras clave: Índice de Masa Corporal, Índice de Masa Tri-Ponderal, marcadores bioquímicos, dislipidemia, adolescentes, adultos jóvenes.
Traditionally, some anthropometric indices have been used for the diagnosis of excess weight in children and adolescents, which have shown some disadvantages for which other indicators have been postulated. In this sense, it is proposed to estimate the level of association between anthropometric indicators and the presence of dyslipidemia in adolescents and young adults. An observational, descriptive cross-sectional investigation was carried out in 123 adolescents (68,2% women, media age 14,5 years) and 122 young adults (70,5% women, media age 21 years) from the city of Caracas. Body Mass Indices (BMI), Waist-Height Ratio (WHR), Abdominal Body Mass Index (BMAI) and Tri-Ponderal Mass Index (TMI) were calculated. A blood sample was obtained by venipuncture, fasting for 12 to 14 hours, from which Total Cholesterol, High Density Lipoprotein and Triglycerides were quantified. The low-density lipoprotein concentration was calculated by the FriedEwald formula, as well as the LDL-C / HDL-C index and the LogTg / HDL index. Univariate and multivariate descriptive statistics were used for the analysis and interpretation of the data. The results revealed that the BMI and TMI anthropometric indices did not show better performance in predicting dyslipidemia than the BMI, Waist Circumference (WC) and WHR indicators in adolescents and young adults. The anthropometric indicators of abdominal adiposity, WC and WHR, tended to present higher OR, AUC, sensitivity and specificity regardless of the study group. In general, the capacity of the anthropometric indicators evaluated to predict the presence of dyslipidemia in young adults was adequate, a situation that did not occur in adolescents. Arch Latinoam Nutr 2021; 71(2): 85-93.
Key words: Body Mass Index, Tri-ponderal Mass Index, biochemical markers, dyslipidemia, adolescents, youths adults.
https://doi.org/10.37527/2021.71.2.001
Autor para la correspondencia: Raimundo E. Cordero M. E-mail: [email protected]
El exceso de peso durante la adolescencia es un importante factor de riesgo para la obesidad en la adultez, la cual está fuertemente vinculada a comorbilidades tales como hipertensión, dislipidemia, alteración del metabolismo de la glucosa, apnea obstructiva del sueño, hígado graso no alcohólico y síndrome metabólico en la adolescencia y en la vida adulta (1-3). Los factores de riesgo cardiometabólicos son altamente prevalentes en adultos venezolanos (4), mientras que en adolescentes y adultos jóvenes son menos prevalentes (5,6).
Para el diagnóstico del exceso de peso se ha empleado frecuentemente varios marcadores antropométricos, tal como el Índice de Masa Corporal (IMC); sin embargo, su uso en la niñez y adolescencia presenta varias limitaciones conocidas, entre las que se encuentra que no distingue la masa grasa de la masa libre de grasa, a pesar que correlaciona fuertemente con ambos indicadores. Además, los valores límites del IMC en niños y adolescentes varían de acuerdo a la edad, sexo y maduración por lo que requiere referencias estándar referidas a poblaciones específicas (7). Por su parte, la Circunferencia de Cintura (CC) y el Índice Cintura – Talla (ICT) son utilizados como indicadores de adiposidad abdominal, pero al igual que el IMC presentan limitaciones para evaluar adecuadamente a niños y adolescentes, todos ellos arrojando resultados contradictorios al establecer su relación con marcadores cardiometabólicos (8,9).
Otro indicador poco utilizado es el Índice de Masa Corporal Abdominal (IMCA) (IMC x CC), derivado de la combinación de los índices peso para la edad y la relación circunferencia de cintura para la talla, postulado como una estimación más precisa de la adiposidad (10). Más recientemente, Peterson et al. (11) propusieron el Índice de Masa Tri-ponderal (IMT), peso corporal expresado en kilogramos dividido por la talla en metros elevada al cubo, siendo sus antecedentes el Índice ponderal y el Índice de Rohrer, el cual muestra mejores propiedades que el IMC en cuanto a estimación más precisa del nivel de grasa corporal y diagnóstico de exceso de peso en adolescentes no hispanos (11). Además, se han reportado resultados no conclusivos de su asociación con algunos marcadores cardiometabólicos en niños, adolescentes y adultos jóvenes (12-15).
En este sentido se plantea estimar el nivel de asociación de indicadores antropométricos con la presencia de dislipidemia en adolescentes y adultos jóvenes de Caracas.
Se realizó una investigación observacional, descriptiva y de corte transversal en la que se incluyeron datos de variables antropométricas y bioquímicas. Se escogieron dos muestras de análisis obtenidas en estudios previos (5,6) realizados en adolescentes y adultos jóvenes (estudiantes universitarios) de la ciudad de Caracas durante el 2013 y 2014, en los cuales se describen otros aspectos, de estratificación socioeconómicas, actividad física, hábitos psicobiológicos, antecedentes familiares, así como de marcadores bioquímicos y antropométricos. Las muestras recolectadas en estos estudios fueron seleccionadas de forma intencional (muestreo opinático), donde los sujetos evaluados participaron de forma voluntaria, previo conocimiento de las características y finalidad de la investigación, proporcionando su autorización por escrito, incluyendo en el caso de los adolescentes el consentimiento informado de su representante legal. Asimismo, las investigaciones de donde se obtuvieron los datos de este trabajo fueron aprobados por el Comité de Bioética de la Escuela de Bioanálisis de la Universidad Central de Venezuela.
Para este trabajo las muestras quedaron representadas en dos grupos: el primero conformado por 123 adolescentes (39 masculinos y 84 femeninos), con edades comprendidas entre los 12 y 17 años y un promedio de 14,5 años en cada caso. El segundo grupo estuvo conformado por 122 adultos jóvenes (36 masculinos y 86 femeninos) con edades comprendidas entre los 19 y 23 años y un promedio de 21 años en cada caso.
Las medidas antropométricas fueron realizadas por personal debidamente entrenado bajo los protocolos de la Sociedad Internacional para el Avance de la Kinantropometría (ISAK, siglas en inglés) (16). Se incluyeron mediciones de masa corporal (kg), estatura (cm), circunferencia de cintura (cm) y de cadera (cm). El peso se obtuvo con una balanza digital portátil, marca Tanita modelo BF626; la estatura se midió utilizando la técnica de la plomada (17). Con el uso de una cinta métrica flexible marca Rosscraft, se tomó la Circunferencia de Cintura (CC) en el nivel más estrecho, entre el borde del costal inferior (10ma costilla) y la cresta iliaca y la Circunferencia de Cadera (CCa) se tomó en el nivel posterior máximo de protuberancia de los glúteos (usualmente ubicado a la altura de la sínfisis púbica).
Se calcularon los Índices de Masa Corporal (IMC), Índice Cintura – Talla (ICT), Índice de Masa Corporal Abdominal (IMCA) (IMC x CC) (10) y el Índice de Masa Tri-Ponderal (IMT) (Peso (kg)/Estatura3 (mt)) (11).
Se realizó la toma de muestra de sangre por punción venosa, con los participantes en ayuno de 12 a 14 horas; el suero se separó por centrifugación (2500 rpm por 10 min). Las técnicas utilizadas en la cuantificación de Colesterol Total (Col-T), Lipoproteína de Alta Densidad (HDL-C) y Triglicéridos (Tg) consistieron en reacciones colorimétricas de punto final y se utilizaron los kits de la casa comercial Chemroy siguiendo sus indicaciones. Se calculó la concentración de Lipoproteína de Baja Densidad (LDL-C) por la fórmula de Friedewald et al (18), así como el índice LDL-C/HDL-C y el índice LogTg/HDL.
Para la caracterización de los diferentes marcadores bioquímicos en adolescentes y en adultos jóvenes, se tomaron en cuenta los valores límites recomendados por panel de expertos en la reducción del riesgo de enfermedad cardiovascular en niños y adolescentes (19); mientras que para el índice LDL-C/HDL-C se tomó en cuenta el valor límite de > 2,2 como factor de riesgo alto y todo valor mayor a 0,24 como alto riesgo cardiovascular según el índice
log Tg/HDL-C. Se determinó la presencia de dislipidemia entendida como la alteración de al menos un parámetro del perfil lipídico estándar.
Se utilizó estadística descriptiva univariante: media y desviación estándar. La distribución normal de los datos fue determinada por la prueba de Kolmogorov – Smirnof. Para la comparación de los resultados entre sexo se utilizó la prueba t de Student para dos muestras independientes para aquellas variables con distribución normal y por el contrario la prueba de Mann - Whitney. Para estimar el nivel de asociación entre las variables antropométricas y los marcadores bioquímicos se realizó análisis de correlación de Spearman; se utilizó el análisis de regresión logística, ajustada por sexo y edad, para calcular el odd ratio (OR); además se calculó el área bajo la curva (ABC), la sensibilidad y especificidad entre la presencia de dislipidemia y las variables antropométricas dicotomizadas como cuartil inferior y cuartil superior por sexo y grupo de estudio. Para efectos de comparación de las ABC de los indicadores antropométricos conocidos (IMC, CC, ICT, CCa) con las propuestas más recientes (IMCA, IMT) se utilizó el procedimiento propuesto por Hanley y McNeil (20). El procesamiento de los datos se realizó con la herramienta informática “Statistic Package for Social Science, versión 23” (SPSS-PC v23) y Epidat (V 3.1). En todos los casos se utilizó un nivel de significancia de 5%.
En cada uno de los grupos de estudio predominaron las participantes femeninas que representaron el 70% de la muestra. En la Tabla 1 se muestran los resultados, por grupo de estudio, de las variables antropométricas y bioquímicas, en la que se puede observar que en los adolescentes no se detectó diferencia significativa en ningunas de las variables evaluada. En los adultos jóvenes, los hombres exhibieron mayores valores que las mujeres en IMCA, IMC, CC, ICT y CCa; mientras que en las variables bioquímicas los hombres tuvieron mayor concentración a excepción de la HDL-C que fue significativamente mayor en las mujeres.
La dislipidemia se presentó en 59,3% de los adolescentes con predominio de las de sexo femenino (42,3%); en tanto en los adultos jóvenes llegó a 65,6% con también predominio en las mujeres (42,6%)
Por el análisis de correlación de Spearman, se encontró que la edad no se asoció significativamente con las variables antropométricas y presencia de dislipidemia en ambos grupos de estudio. Además, independiente del grupo de estudio y sexo, se observaron factores altos y significativos entre las variables antropométricas. En lo que respecta al nivel de asociación entre las variables antropométricas y la dislipidemia fueron mayores en las mujeres del grupo de adultos jóvenes (Tabla 2 y Tabla 3).
Las variables antropométricas, dicotomizadas como cuartil inferior y cuartil superior por sexo y grupo de estudio, no mostraron ser buenos predictores de dislipidemia en el grupo de adolescentes evaluados; los Odd Ratios (OR) más altos fueron observados en las variables asociadas con distribución de la adiposidad (CC, ICT y CCa), seguidos por IMCA y IMT y por último el IMC (Tabla 4). Mientras que, en los adultos jóvenes, los OR fueron altos y significativos con intervalos de confianza amplios; los valores de área bajo la curva (ABC) clasificados de pobres y la sensibilidad alrededor de 60% y la especificidad de 80%. Los mejores predictores de dislipidemia, en el grupo de adultos jóvenes, fueron la CC e ICT, seguida de IMT, IMCA e IMC y por último CCa (Tabla 4). Independiente del grupo de estudio, la comparación probabilística de las ABC entre los indicadores antropométricos tradicionales y los propuestos en esta investigación, IMT e IMCA, arrojaron que no se diferenciaron significativamente.
Equivalentes resultados se obtuvieron al evaluar la capacidad predictora de las variables antropométricas expresadas en forma dicotómica (Cuartil Inferior – Cuartil Superior) con la caracterización de cada uno de las variables bioquímicas cuantificadas en esta investigación (resultados no mostrados).
Se evidenció que la capacidad de los índices antropométricos, IMCA e IMT, propuestos en esta investigación como predictores de dislipidemia en adolescentes y adultos jóvenes no fueron significativamente superiores al IMC e inferiores al CC e ICT. Los indicadores que mejor reflejaron la presencia de dislipidemia fueron aquellos asociados a distribución de grasa en la región abdominal, como son el CC y el ICT; diversas investigaciones han sugerido que el acúmulo de grasa en la región abdominal está asociado con alteración de varios factores de riesgo cardiometabólico, principalmente los lípidos sanguíneos (21, 22).
Con respecto al IMCA que combina dos índices, IMC e ICT, su mejor desempeño con respecto al IMC, posiblemente esté relacionado a la inclusión en su diseño de una variable asociada con la distribución del tejido adiposos, mientras que el IMC se relaciona solamente con la adiposidad corporal total. No se consiguieron investigaciones del rol del IMCA en la predicción de riesgo cardiometabólico en adolescentes o adultos jóvenes; en cambio se ha reportado altos y significativos coeficientes de correlación de Pearson entre IMCA y IMC en niños preescolares hindúes (23) los cuales son menores a los reportados en este trabajo en adolescentes y adultos jóvenes.
Se ha indicado que el IMT estima la grasa corporal con más precisión que el IMC en niños y adolescentes y además diagnóstica el sobrepeso con más exactitud que el puntaje Z del IMC (11,24-26); en este trabajo se obtuvieron altos y significativos coeficientes de correlación entre IMT e IMC en adolescentes y adultos jóvenes, hecho que también lo reportó Ramirez-Velez et al. (12) en adolescentes y adultos jóvenes colombianos, así como, Moselakgomo y van Staden (26) en niños surafricanos.
Con respecto al desempeño del IMT en la capacidad diagnóstica de factores de riesgo cardiometabólicos, en esta investigación, el IMT mostró una capacidad pobre en predecir dislipidemia, que tuvo por encima al del IMC y por debajo a CC e ICT. Ramirez-Velez et al (12) refieren que el IMT tiene un poder discriminatorio moderado para la detección de síndrome metabólico en niños, adolescentes y adultos jóvenes colombianos por lo que sugieren al índice con capacidad diagnóstica para identificar niños, adolescentes y jóvenes adultos con un alto riesgo de síndrome metabólico. Por otra parte, Gomes et al (13) en investigación realizada en adolescentes portugueses, reportaron que el IMC expresado como puntaje Z fue el mejor predictor de riesgo metabólico seguido por la expresión absoluta del IMC, IMT, CC e ICT; así mismo clasificaron como pobre el poder discriminatorio del ABC, sensibilidad y especificidad de los indicadores antropométricos empleados ante el puntaje de riesgo metabólico utilizado en el estudio, situación análoga ha sido reportado en niños y adolescentes canadienses (15), chipriotas (27) y en este trabajo. Jiang et al (28) informaron que el ABC del cruce de ICT, IMT, puntaje Z de IMC y de CC con combinación de factores de riesgo cardiometabólico fue muy similar. Mientras que Park y Shim (29), en trabajo realizado en niños y adolescentes surcoreanos reportaron que el IMT fue más ventajoso en discriminar factores asociados con el síndrome metabólico que el IMC lo que sugiere que este parámetro en la adolescencia subestima las comorbilidades relacionadas con la obesidad.
Por último, Wang et al (30) en trabajo realizado en adolescentes chinos y norteamericanos, sugirieron que el IMT puede ser un método apropiado en el reconocimiento de factores de riesgo cardiometabólico en niños y adolescentes, a pesar de reportar ABC que pueden clasificarse de pobres y similares al IMC en la predicción de dislipidemia.
Otro aspecto importante, es el relacionado a la capacidad que tienen los diferentes indicadores antropométricos en revelar la presencia de dislipidemia de acuerdo al estado de crecimiento y desarrollo. En los adolescentes, se consiguieron coeficientes de Spearman, OR y ABC no significativos y sensibilidad y especificidad bajos (8). En cambio, en los adultos jóvenes los coeficientes de Spearman, OR y ABC fueron significativos con intervalo de confianza amplios, mientras que la sensibilidad fue baja y la especificidad aceptable, similar a lo reportado en estudios realizados en adultos (31).
Varios son los factores que pueden estar influenciando en este resultado, desde el mismo proceso de desarrollo mediado por cambios hormonales que trae como consecuencia variaciones de los lípidos sanguíneos que no necesariamente implica alteraciones en la cantidad y distribución de la grasa corporal, si no por el contrario en la ausencia de un patrón de grasa bien definido y altamente cambiante en los adolescentes que pudiera explicar las diferencias en la capacidad predictiva observado entre los grupos de estudios; también se debería contemplar que el enlace de la definición de exceso de peso a resultados relacionados al estado de salud durante la adolescencia puede ser complicado debido a que la morbilidad relacionada a la obesidad no es tan pronunciada en adolescentes como en adultos y los efectos adversos de exceso de adiposidad son graduales y depende de la duración y el nivel de adiposidad (8,12,32,33).
Muchos estudios han comparado el desempeño del IMC, CC e ICT para examinar los factores de riesgo en niños y adolescentes. Sin embargo, los resultados han sido inconsistentes, en la que algunos trabajos reportaron que el ICT o el CC, indicadores de obesidad abdominal, muestran mejores resultados que el IMC (34-36), otros reportaron poca diferencia entre los diferentes índices (38-40). Estos resultados discrepantes pueden ser debido a diferencias en el diseño del estudio, población seleccionada, grupo étnico, localidad geográfica o métodos usados para evaluar los índices relacionados a exceso de peso y biomarcadores cardiometabólicos.
En esta investigación se evidencia que, a pesar de no ser un estudio longitudinal, la capacidad predictiva de los indicadores antropométricos en revelar la presencia de dislipidemia son evidentemente mejores en los adultos jóvenes que en los adolescentes, posiblemente relacionado a que existe una paulatina cesación de los procesos de crecimiento y desarrollo que trae como consecuencia una mayor asociación o correspondencia entre la adiposidad corporal y los lípidos y lipoproteínas sanguíneos circulantes.
La fortaleza de este trabajo reside en que es el primer estudio realizado en adolescentes y adultos jóvenes residentes en la ciudad de Caracas – Venezuela en la evaluación de indicadores antropométricos recientemente propuestos. En tanto, para las limitaciones se podría contemplar el tipo de estudio transversal, el tamaño de la muestra, el uso de variables dicotomizadas que pudo haber contribuido a una baja efectividad en la predicción de riesgo cardiometabólico en los adolescentes, así como la ausencia de información relacionadas a actividad física, conducta sedentaria y hábitos alimentarios que limitaron la capacidad de ajustes estadísticos para estas variables confundidoras.
Se concluye que el IMCA e IMT no mostraron mejor desempeño en predecir dislipidemia que los indicadores IMC, CC e ICT en adolescentes y adultos jóvenes. Los indicadores antropométricos de adiposidad abdominal, CC e ICT, presentaron mayores OR, ABC, sensibilidad y especificidad independientemente del grupo de estudio. La capacidad de los indicadores antropométricos evaluados en predecir la presencia de dislipidemia en adultos jóvenes fue adecuada, situación que no se observó en los adolescentes.
A los participantes quienes accedieron a colaborar en la investigación, así como al personal docente de las instituciones educativas copartícipes en este estudio. Investigación financiada por el Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico de la Universidad Central de Venezuela (PG - 0908247-2011/2 y PI – 058131-2011/1).
Recibido: 26/01/2021
Aceptado: 19/05/2021