Estimados miembros de la SLAN:
Les comparto con pesar la triste noticia de la muerte de Ernesto Pollitt, uno de los investigadores Latinoamericanos más notables en el campo de la nutrición y su relación con el desarrollo neuroconductual. Ernesto era un hombre con una aguda inteligencia, una perspicaz capacidad crítica, una amplia cultura, gustos refinados y de un gran corazón.
Tuve el privilegio de trabajar con Ernesto y conocerlo de cerca en el proyecto longitudinal del oriente de Guatemala, dirigido por Reynaldo Martorell. Aprendí mucho de Ernesto, leí varios de sus trabajos y me enteré de sus grandes contribuciones y aportes al conocimiento, gocé de su aguda inteligencia y mente brillante. Fuimos coautores (aunque yo era en realidad su aprendiz) de varios trabajos en los que Ernesto desplegaba ideas innovadoras y creativas y de los que aprendí mucho. Compartí con él nuestro gusto mutuo por la buena cocina y el vino, y sobre todo nuestra pasión por la literatura latinoamericana contemporánea. Hablamos largas horas sobre la obra de Hector Aguilar Camín, de algunos de los personajes de sus libros a quienes conocí en la vida real y sobre otros autores. Frecuentemente intercambiábamos libros o recomendaciones sobre lecturas sugeridas.
En nuestra casa en Cuernavaca, Tere y yo pasamos veladas inolvidables con Ernesto y varios amigos, departiendo y cantando canciones latinoamericanas. Tuve el gusto de conocer y convivir con su esposa, Carmen, a quien estimo y admiro. La última vez que vi a Ernesto fue en una visita que hice a Lima, en la que me llevó a degustar la refinada cocina Peruana que gozamos juntos. Ayer hablé con Carmen a quien expresé mis condolencias y mi admiración y cariño por Ernesto.
La comunidad de investigadores y profesionales de la nutrición vamos a extrañar a Ernesto, a sus contribuciones y sus ideas innovadoras. En lo personal, voy a añorar mucho al amigo entrañable.
Dr. Juan Angel Rivera Dommarco
Director
Centro de Investigación en Nutrición y Salud Instituto Nacional de Salud Pública