1 Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia; 2 Universidad de La Sabana, Bogotá, Colombia.
Los hábitos alimentarios de la población infantil cada vez demandan mayor atención, debido al aumentó de problemas de salud pública relacionados con estos. La comprensión de la selección de alimentos requiere el análisis de múltiples factores, entre ellos, el papel de las emociones en el consumo de alimentos. Objetivo: Identificar el reporte que un grupo de escolares realizan con categorías emocionales de forma discreta o continua, en relación con alimentos de alta y baja aceptabilidad. Metodología: Se realizó un estudio exploratorio con técnicas y análisis de tipo cuantitativo y cualitativo. Se realizaron 3 grupos focales y 6 entrevistas a profundidad con escolares entre 7 y 12 años de edad, junto a una encuesta dirigida a 80 escolares de esa misma edad, con imágenes para contrastar los análisis cualitativos. Resultados: En las categorías emocionales discretas se observa que los niños relacionan la alegría con alimentos que les gustan, aunque verbalizan poco de ellos. Emociones negativas con alimentos que nos le gustan, aunque en el discurso se encuentran diversos términos como odio, furia, venganza, tristeza, enojo; no verbalizan miedo, pero si escogen imágenes de miedo relacionadas con alimentos de bajo consumo. Cuando se presenta un rango emocional continuo (de muy muy alegre a muy muy triste) se observa igual tendencia y se obtienen diferencias estadísticamente significativas (p < 0,01) de acuerdo con los diversos grados de gusto hacia un alimento. Por tanto, es posible afirmar que el reporte emocional de los participantes cambia en función del grado del gusto o disgusto por el alimento. Conclusiones: Los hallazgos indican que las emociones en el espectro del disgusto pueden ser más frecuentes, de ahí que diversos autores han profundizado en ello, sin reconocer que la relación de emoción positiva con aceptabilidad puede ser un factor de intervención para la promoción de hábitos saludables.