Introducción La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) han alineado sus esfuerzos bajo una meta común: la completa erradicación del hambre en todos los países de la región para el año 2025. La herramienta principal para alcanzar esta meta es el recientemente aprobado Plan de Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre de la CELAC, creado por los países de la región con el apoyo técnico de la FAO, la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). América Latina es la subregión que mayores avances ha hecho en las dos décadas recientes al lograr disminuir la prevalencia de subalimentación de 14.4% a 5.1% entre 1990 y 2014, y también el número de personas que sufren hambre: 60.3 a 29.5 millones en el mismo periodo. Estos logros reflejan el compromiso de los países con la implementación de políticas orientadas hacia la reducción de la pobreza y la desigualdad, aplicadas en el marco de un enfoque de derechos humanos. El compromiso político tanto a nivel nacional como regional para erradicar el hambre se tradujo en implementación de marcos institucionales, mecanismos de gobernanza y políticas públicas integrales para la seguridad alimentaria y nutricional, permitiendo llevar a cabo intervenciones de corto y largo plazo. Desarrollo. La CELAC ha asumido el compromiso de garantizar la Seguridad Alimentaria y Nutricional a través de una estrategia de erradicación del hambre y la pobreza en los Estados miembros. La voluntad política ha estado determinada y direccionada a generar mecanismos efectivos para lograr la meta en la región para el año 2025 con la aplicación de políticas sectoriales que promueven el bienestar de las poblaciones, aumentando la resiliencia y promoviendo mejores prácticas. Dicho compromiso fue adquirido por los países de la región a través de la Iniciativa América Latina y Caribe sin Hambre, cuyo objetivo es contribuir a “alcanzar resultados concretos que se traduzcan en mejoras significativas en la calidad de vida de nuestros pueblos, dirigidas a la erradicación de la pobreza, en especial de la pobreza extrema, que garanticen la seguridad alimentaria y la nutrición, con enfoque de género y respetando la diversidad de hábitos alimentarios, para afrontar los desafíos de la seguridad alimentaria y la nutrición con vistas a la erradicación del hambre y al disfrute del Derecho a la Alimentación, en especial de todos los sectores en situación de vulnerabilidad”. Pese a la amplitud, diversidad y las diferencias de proyectos políticos, sociales y económicos de los países de la región, se consideraron como lineamentos conceptuales y estratégicos los siguientes aspectos: i)las diversas Declaraciones de las Cumbres las cuáles orientan para procesos de reducción de brechas y asimetrías en materia de desarrollo de los países; ii) fortalecer procesos de integración regional y el compromiso político de erradicación del hambre y la pobreza extrema; iii) proposiciones desde perspectiva de los Derechos Humanos fundamentales; iv) la elaboración y organización de propuestas de Seguridad Alimentaria y Nutricional; v) las buenas prácticas de diversas políticas públicas que los Gobiernos aplican actualmente en sus países, y; vi) considerar los temas de género, pueblos indígenas y fortalecimiento de la sociedad civil y movimientos sociales, los desafíos globales para la erradicación del hambre y la pobreza, el acceso al agua potable y segura, y la producción sustentable de alimentos, como temas transversales y orientadores de las acciones. Programa se basa en cuatro pilares con sus respectivas líneas de acción: 1. Estrategias coordinadas de seguridad alimentaria a través de la formulación y dirección de políticas públicas nacionales y regionales para afrontar los desafíos de disponibilidad, acceso, utilización y estabilidad, con enfoque de género e incorporando la perspectiva de derechos humanos, en particular el Derecho a la Alimentación. Fortalecimiento de los marcos jurídicos e institucionales; facilitación del comercio y abasto, limitación de pérdidas y desperdicio de alimentos. 2. Acceso oportuno y sostenible a alimentos inocuos, adecuados, suficientes y nutritivos para todas las personas, especialmente las más vulnerables, con pertinencia cultural, a fin de poder desarrollar plenamente sus facultades físicas y mentales. Transferencias condicionadas; mercado de trabajo; agricultura familiar. 3. Bienestar nutricional y aseguramiento de nutrientes, respetando la diversidad de hábitos alimentarios, para todos los grupos en situación de vulnerabilidad. Alimentación escolar; bienestar nutricional. 4. Producción estable y atención oportuna ante desastres de origen socio-naturales que afecten la disponibilidad de alimentos. La iniciativa cuenta con una Plataforma en línea con la última información disponible sobre los avances en la erradicación del hambre y la pobreza, el estado nutricional de la población y los principales indicadores socioeconómicos, marcos normativos e institucionales, y las políticas, estrategias y programas exitosos de los países de la región. http://www.plataformacelac.org/es. Referencias. CELAC, FAO, ALADI. Plan para la seguridad alimentaria, nutrición y erradicación del hambre 2025. http://www.fao.org/fileadmin/user_upload/rlc/docs/celac/ESP_Plan_CELAC_2025.pdf acceso 1 de junio 2015