Universidad de Granada. Granada, Armilia, España
Los compuestos bioactivos se definen como los componentes de los alimentos que influyen en las actividades celulares y fisiológicas obteniendo, tras su ingesta, un efecto beneficioso para la salud. Estos compuestos bioactivos se entienden que no son nutrientes y por tanto no son esenciales para la vida. Normalmente, estos compuestos bioactivos están en cantidades muy pequeñas en los alimentos que consumimos como parte de nuestra dieta habitual y en casi todos los casos provienen de fuentes alimentarias vegetales. Desde el punto de vista químico estos compuestos son de origen diverso y actúan a través de mecanismos de acción diferentes. Así, existen carotenoides polifenoles, terpenos, lignanos, compuestos organosulfurados, glucosilonatos, saponinas, etc. En general sus efectos saludables se centran en la prevención de las enfermedades no comunicables (transmisibles). En los últimos 30 años estos compuestos bioactivos han formado parte de los alimentos habituales de nuestra dieta pero también, gracias a los conocimientos acerca de su valor en la prevención de la enfermedad y en la salud se han desarrollado los alimentos funcionales y los complementos alimenticios. Ambos contienen estos componentes bioactivos en mayor cantidad bien por enriquecimiento de diferentes matrices alimentarias (leche, cereales, zumos, aceites, etc.) (alimentos funcionales) o solo contienen estos componentes en un formato farmacéutico como polvo, cápsulas, comprimidos, etc. (complementos alimenticios). Desde el inicio del estudio de estos compuestos en relación con la salud se han realizado distintas investigaciones que van desde estudios in vitro, con animales experimentales, estudios ecológicos en humanos, de intervención, ensayos clínicos aleatorizados, etc. Intentando conocer sus efectos beneficiosos y el mecanismo de acción responsable de dichos efectos. Actualmente, aunque existe numerosa literatura científica acerca de sus efectos sobre distintas enfermedades crónicas (cardiovasculares, diabetes, cáncer, síndrome metabólico) y retrasando el envejecimiento y la mortalidad, aún no se ha podido conocer con certeza si los efectos se atribuyen a la ingesta de esos componentes bioactivos como parte de la dieta habitual, como alimentos funcionales o complementos alimenticios. Hoy en día se discute en la comunidad científica si la relación nutrición y salud se relaciona con la ingesta de determinados nutrientes, componentes alimentarios, como los compuestos bioactivos (polifenoles, carotenoides, etc.), si la relación es con la ingesta habitual de determinados alimentos (aceite de oliva virgen, verduras y frutas, etc.) o si se trata de un efecto del patrón alimentario, de la dieta (dieta mediterránea, dieta japonesa, dieta prudente, etc.). Desgraciadamente, en el mundo de los compuestos bioactivos, alimentos funcionales y complementos alimenticios existen mitos que atribuyen propiedades “cuasi” mágicas a estos compuestos que no se basan en la evidencia científica disponible y que, en muchos casos, recomiendan dosis que pueden tener efectos deletéreos para la salud. En este sentido es necesario no solo evaluar la eficacia de estos compuestos en la prevención de la enfermedad y la promoción de la salud, sino conocer cuáles son las dosis adecuadas para alcanzar esos objetivos y que además sean seguras. Por ello, es importante conocer, en el desarrollo y comercialización de complementos alimenticios, que dosis de estos compuestos distintos de nutrientes, son seguras y no pueden afectar de forma negativa a la salud del consumidor. Se exponen los informes de Comité Científico de la AECOSAN acerca de la seguridad alimentaria de complementos alimenticios que incluyen uno o más compuestos bioactivos.