El Poder del Consumidor / Alianza por la Salud Alimentaria, México D.F., México
Introducción: La sociedad civil ha jugado un papel fundamental en visibilizar la magnitud de los daños generados por el cambio en los hábitos alimentarios de la población por el alto consumo de alimentos y bebidas ultraprocesados y el abandono de los alimentos naturales y las dietas tradicionales, identificando las causas y proponiendo políticas específicas para enfrentar esta situación. Desarrollo. El sistema y el ambiente alimentario ha sufrido un cambio profundo que ha significado la caída en el consumo de frutas, verduras y de leguminosas básicas como el frijol y el aumento de productos utraprocesados comestibles y bebidas azucaradas. Se ha conformado un ambiente obesogénico que puede medirse a través de la disponibilidad y acceso a los productos ultraprocesados comestibles y a las bebidas azucaradas, así como a través de la multimillonaria inversión en la publicidad de estos productos y su impacto disuasivo que se registra ya desde la infancia. El deterioro de los hábitos alimentarios se inicia desde los primeros años de edad con una alteración del gusto que desplaza a los alimentos naturales. Existen políticas, regulaciones y medidas fiscales que están dirigidas a modificar el ambiente obesogénico en un ambiente saludable. La regulación de alimentos y bebidas en el ambiente escolar, la prohibición/limitación de la publicidad de estos productos dirigida a los niños, el etiquetado frontal sencillo y entendible que advierta el alto contenido de azúcares, grasas y sodio, las medidas fiscales que aumenten el costo de los productos ultraprocesados y el subsidio a la producción y/o comercialización de alimentos básicos nutritivos; son algunas de las medidas efectivas para enfrentar la epidemia de obesidad y diabetes que está generado el cambio en los hábitos alimentarios. América Latina está a la vanguardia en el establecimiento de políticas en salud pública para enfrentar la epidemia de sobrepeso, obesidad y diabetes. Las experiencias vividas por las organizaciones civiles y los gobiernos de la región para llevar adelante estas políticas, así como los primeros resultados en beneficio de la salud pública de las mismas, son elementos fundamentales para la protección de la salud alimentaria. Conclusiones. La industria de alimentos y bebidas señala que el sobrepeso y la obesidad son el resultado de malas elecciones personales. La evidencia científica demuestra que son los ambientes los que determinan los consumos. La educación y motivación solamente son efectivas si los entornos cambian. Las políticas públicas deben estar encaminadas en recuperar el ambiente saludable, en volver las opciones saludables más accesibles, en volver menos accesibles las no saludables, en revalorar los alimentos naturales y tradicionales. La política en salud pública debe estar dirigida en esta dirección como ya lo están haciendo algunos gobiernos de la región.