Escuela Nacional de Antropología e Historia. México DF, México
Antecedentes. La adolescencia es un periodo clave en la transición hacia la adultez, no solo desde el punto de vista biológico, en tanto se acelera la maduración y se definen las capacidades funcionales del organismo, sino que también, se consolidan las habilidades sociales y cognitivas a medida que los adolescentes construyen su identidad y expresan sus preferencias y estilos de vida. En esta etapa, la actividad física puede coadyuvar a la preparación psicológica que estimularía a los jóvenes a mantenerse activos, lo que lleva aparejada una percepción más positiva de su cuerpo y los alcances de sus habilidades para la práctica de los deportes y el desarrollo de la aptitud física, lo que a su vez resultaría en condiciones favorables para una vida más activa en la etapa adulta. (Dollman, 2002; Malina, 1996). El estudio de este grupo de adolescentes surge del interés de los profesores de educación física del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH-Sur) por establecer un diagnóstico del estado de salud, hábitos de actividad y condición física. Esa información serviría de base para la organización de programas de actividad que desde el contexto educativo promovieran el mantenimiento de una vida menos sedentaria entre los adolescentes. Objetivo. Analizar las asociaciones de la aptitud física con el patrón de actividad física y estado de salud en adolescentes de nuevo ingreso al CCH-Sur, cohorte 2006-2007. Metodología. Se realizó un estudio transversal descriptivo en un grupo de 361 adolecentes (155 hombres y 206 mujeres), en edades de 15 a 16 años. Se incluyó sólo a quienes proporcionaron el consentimiento informado. Datos socio-demográficos y familiares sobre actividad. Los indicadores de aptitud física incluyeron la batería básica de AAPHER (Safrit, 1995), abdominales, flexibilidad en tronco, velocidad y resistencia cardiorrespiratoria (12 min). Se aplicó el cuestionario PAQ (Kowaleski et al, 1997) modificado para México y validado en otros estudios para estimar el patrón de actividad física. La evaluación antropométrica incluyó peso, estatura total, circunferencia de brazo, pliegue de tríceps e índice de masa corporal. Resultados: Las pruebas de aptitud física por indicador presentan diferencias por sexo: En abdominales 55% de las mujeres calificaron como de malo a deficiente y sólo 37% correspondió a bueno y excelente. El 65% de los hombres se calificó como bueno a excelente. En flexibilidad fue relativamente mejor en el grupo femenino, aunque las diferencias no fueron tan grandes como en la prueba anterior. En la prueba de velocidad predomina un rendimiento de regular (36%) a bueno (32%) en las mujeres, en tanto que en los hombres el 70% se calificó como excelente. En la prueba de resistencia cardiovascular, los hombres superan por mucho a las mujeres; en los primeros, 59% tuvo un resultado de bueno a excelente, con sólo 15% de las mujeres en estas categorías. La puntuación media para el PAQ resultó ser mayor en hombres que en mujeres. Quienes se describieron con un estado de salud de bueno a excelente, el 85% se ubicó en la categoría de actividad de ligera a moderada. En tanto que el 87% de las mujeres quedó en un nivel de actividad en ligera y baja. Las diferencias resultaron estadísticamente significativas. La distribución del IMC por sexo correspondió en alrededor del 75% de los casos en la categoría de peso adecuado. El análisis de las relaciones aptitud física y estatus de peso, mostró que para la prueba de abdominales la condición de sobrepeso u obesidad tiene un impacto mayor en mujeres que en hombres (malo 35% vs 8% y deficiente 27% vs 5%). En la prueba de flexibilidad, el IMC adecuado clasificó a los hombres como deficiente a malo en el 67% de los casos, en comparación con 48% de las mujeres, en el extremo de bueno a excelente la distribución corresponde a 11% y 20% respectivamente. En la categoría de sobrepeso y obesidad, llamó la atención que entre las mujeres 32% se ubicó en regular y prácticamente 50% fue de malo a regular, en comparación con el grupo masculino que sólo 20% calificó como regular, con 51% de malo a deficiente. En la prueba de velocidad las diferencias entre sexos siguen siendo muy marcadas, los hombres en su mayoría tuvieron resultados de bueno a excelente (17% y 74%), en tanto que las mujeres tuvieron un rendimiento de regular a bueno (34% y 34.7%) en la categoría de peso adecuado. En contraste el sobrepeso u obesidad parece afectar más a las mujeres que a los hombres. Algo semejante ocurre con la prueba de aptitud cardiorrespiratoria, más del 60% de los hombres se calificaron entre bueno y regular y sólo 16% de las mujeres correspondió a esas categorías. Conclusión: Los resultados de las pruebas de aptitud ponen de manifiesto la existencia de una mejor aptitud física en el sexo masculino que en el femenino, lo que se asocia claramente con un nivel más bajo de actividad como se refleja en los resultados del PAQ. Referencias. Kowalski KC, Crocker PRE y Kowalski,NP. Convergent validity of the physical activity questionnaire for adolescents. Pediatric Exercise Science1997;9:342-352; Malina RM. Tracking physical activity and fitness across life span. Research Quarterly for Exercise and Sports1996;67 (Suppl. 3): 48-57. Safrit JM. Complete guide to youth fitness testing. Champaign, IL: Human Kinetics. 1995; Strong, WB, Malina RM, Blimkie CJR, Daniels SR, DishmanRK, Gutin B, et al. Evidence based physical activity for school age youth. J Pediatr 2005;146:732-7.