Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, Quito, Ecuador
Los programas de protección social orientados más hacia el asistencialismo en países de renta media han sido debatidos, requiriendo los gobiernos innovación dentro de sus agendas sociales y de desarrollo, para responder a contextos y dinámicas locales que relacionan los hábitos alimenticios con problemas de malnutrición. El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA) ha evolucionado de brindar ayuda alimentaria a través de importaciones y compras centralizadas, a ofrecer una asistencia alimentaria, con modalidades basadas en sus estrategias de compras para el progreso y objetivos nutricionales en soporte de programas de protección social. En Ecuador, el PMA da un paso adicional, con modelos integrales, sensibles a la nutrición, contemplando el fortalecimiento de capacidades, en especial de los gobiernos y, desarrollando mecanismos para vincular la producción de asociaciones de pequeños productores con esta asistencia. El objetivo es apoyar las capacidades locales para mejorar la seguridad alimentaria y nutricional de los hogares de refugiados y comunidades de acogida ecuatorianas, así como incrementar los ingresos de pequeños productores. La modalidad de asistencia contempla el uso de tarjetas electrónicas para el canje restringido por productos sanos y nutritivos provistos por grupos de agricultores locales, con una fuerte corresponsabilidad en capacitación en temas de nutrición y alimentación saludable, cuyo fin es mejorar el conocimiento en nutrición y promover la compra de alimentos sanos y nutritivos. Desarrollo: En el año 2010, el Instituto Internacional de Investigación en Política Alimentaria (IFPRI) y el PMA, como parte de una iniciativa corporativa mundial, realizó en el Ecuador el estudio comparativo sobre el impacto de las modalidades de asistencia alimentaria: Efectivo, Cupones y Alimentos. Los resultados determinaron que la entrega de cupones canjeables por alimentos frescos, sanos y nutritivos tienen un mayor impacto en la diversidad de la dieta de los participantes. En base a estos resultados, entre 2011 y 2014, el PMA cambió su forma de operar en Ecuador, pasando de un modelo de entrega de alimentos que incluían tres categorías de alimentos secos (arroz, lentejas y aceite); a una asistencia a través de cupones que permite a los participantes comprar productos frescos de ocho diferentes categorías de alimentos nutritivos, incluyendo cereales, frutas, verduras, carnes y lácteos. El PMA se relacionó no solamente con los participantes (refugiados y población de acogida) del programa, sino también con pequeñas y pequeños agricultores, dueños de tiendas y verdulerías, y con sus socios más importantes los gobiernos locales, asegurándose que hubiera una inclusión social y económica para estos grupos. En este proceso de evolución, el PMA ha ido monitoreando, realizando investigaciones operativas y evaluaciones de impacto, analizando y mejorando los procedimientos de implementación de sus intervenciones, caracterizadas por innovaciones con evidencias claves para encontrar soluciones sostenibles y adaptables a distintos contextos. Paso de utilizar un cupón de papel al uso de una tarjeta electrónica, para lo cual, desarrolló una plataforma informática conocida como Sistema de Monitoreo y Revisión de Transferencias (SMART), para el control en línea de las trasferencias y el seguimiento de la intervención, garantizando una mayor transparencia y mejores procesos de gestión. Esto implicó un trabajo conjunto y de construcción de capacidades con los gobiernos locales, quienes articularon las actividades de implementación en territorio. Ellos, acorde con los lineamientos y criterios de focalización establecidos por PMA, seleccionaron a los grupos de atención prioritaria, participaron en talleres de formación de formadores para luego impartir estas capacitaciones a los participantes, apoyaron en la activación de las tarjetas electrónicas, identificaron las asociaciones de pequeños productores para vincularles como proveedores del modelo, realizaron análisis de oferta (tiendas, verdulerías y otros) y demanda apoyados técnicamente por PMA, firmaron los acuerdos con las asociaciones de pequeños productores y realizaron las liquidaciones de las compras. Para cumplir con todo este proceso, los gobiernos locales conformaron sus propios programas con presupuestos y equipos técnicos que fueron desarrollando sus capacidades y sensibilizándose en temas nutricionales e incluso replicaron el modelo para otros grupos prioritarios. Los mayores impactos del programa son: aumento del conocimiento de los participantes sobre una dieta saludable que resulto en una clara diversidad de la dieta con alimentos nutritivos; acceso de los participantes a una nueva tecnología a través del uso de una tarjeta electrónica; dinamización de la economía local; uso de una plataforma tecnológica con diversas posibilidades en las tiendas; incrementó de los ingresos de los hogares de los productores, y; empoderamiento de las mujeres en la toma de decisiones. Conclusiones: En Ecuador persisten problemas de malnutrición, es momento de revisar los programas de protección social para que sean más sensibles a la nutrición y contemplen objetivos claros en nutrición orientados a obtener mejores resultados. Una alternativa son los logros de PMA, modelo que puede ser replicado en diversos contextos, fortaleciendo programas de protección social existentes y para diversos grupos prioritarios. Hoy PMA conjuntamente con el Gobierno Nacional utilizarán la tarjeta electrónica, restringida a alimentos saludables provistos por productores locales, para mujeres embarazadas y madres lactantes, contemplando dos condicionalidades: asistencia a centros de salud y capacitaciones.