Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina
Introducción. La auxología es una herramienta extraordinaria para evaluar la salud, tanto en individuos como en grupos de población. Es capaz de detectar interferencias nutricionales, emocionales, infecciosas, trastornos metabólicos y otros problemas a los cuales los niños están expuestos. Es inespecífica, pero capaz de discriminar subpoblaciones de diferentes ambiente social o regional en muchos países. El uso exitoso del crecimiento como vigilancia y monitoreo depende enteramente de los métodos usados para evaluarlo. Desarrollo. Para el monitoreo de individuos, la herramienta adecuada son los estándares (o tablas de crecimiento). Hay dos circunstancias en que dichas tablas son útiles: a) para seleccionar individuos que pueden beneficiarse de una intervención educacional, nutricional, médica o social, y b) (y aquí son más útiles los estándares de velocidad), para detectar los efectos de una enfermedad crónica y la respuesta al tratamiento de enfermedades tales como hipotiroidismo, malabsorción, carencias metabólicas, nutricionales, etc. (1) En clínica debemos usar tablas de distancia y de velocidad. Las tablas de distancia muestran el tamaño alcanzado de un niño a una edad determinada. Este tamaño, por ejemplo, la estatura, expresa la suma algebraica de todos los incrementos y posibles decrementos, sufridos a lo largo de toda su vida, desde su concepción hasta la madurez. Nos da un dato transversal del resultado final de todo el proceso acumulativo del crecimiento; expresa el pasado del niño. La velocidad de crecimiento, resultado de dos mediciones separadas por un intervalo de tiempo y nos habla de cómo está creciendo el niño ahora, durante el período en que se efectuaron las dos mediciones. La velocidad es independiente del tamaño del niño, mientras que el tamaño alcanzado a una edad determinada, es dependiente del tamaño que tenía previamente. Hay casos en que las tablas no deben ser usadas, como cuando por ejemplo, se desea evaluar subpoblaciones con condiciones sociales desfavorables, o que viven en una región de características especiales, etc. En estos casos, no se debe comparar el crecimiento de la subpoblación con los estándares, sino a) con otra subpoblación de características similar a la subpoblación de estudio, con la excepción de la característica que se quiere estudiar, o b) con la misma subpoblación en una época anterior. Un estándar para evaluar individuos se construye a partir de una población de referencia, y es deseable que cada país construya sus propias referencias (2), porque los países difieren en el tamaño de sus individuos y poblaciones (3). En el caso en que debamos evaluar un individuo de un país del cual no tenemos referencias, podemos usar la a) estatura de sus padres como parámetro de comparación, o b) las tablas de otro país con las mismas características auxológicas que el país al que pertenece nuestro individuo. Se deben usar percentiles y no puntajes “z” por dos razones: a) porque los percentiles nos dicen directamente la probabilidad que el niño en estudio tiene de pertenecer a la población sana (siendo ésto lo que hay que explicar a los padres), y b) porque los percentiles y los puntajes “z” son equivalentes solamente si la distribución de la medición considerada es simétrica; si la distribución es asimétrica esta equivalencia desaparece (4). Conclusiones: En clínica pediátrica, los estándares más importantes a usar son a) tablas de crecimiento durante el período perinatal, (desde la edad gestacional de las 26 semanas en adelante). Estas tablas son importantes a la luz de la creciente sobrevida que se está logrando con recién nacidos de muy bajo peso; b) tablas de peso, estatura y perímetro cefálico desde el nacimiento hasta la madurez. El IMC puede también incluirse en la lista, siempre que a) no se asuma en forma directa que mide la grasa corporal, porque sus variaciones pueden deberse a otros tejidos (masa muscular, agua, etc), y b) se sepa que los límites superior o inferior establecidos no necesariamente se asocian a menor o mayor mortalidad (5). Referencias: 1) Tanner JM. Use and abuse of growth standards. In: Tanner and Falkner. Human growth, a comprehensive treatise. Vol 3, ch. 5, 95-112, 2nd. Ed. Plenum Press, 1986. 2) Milani S, Buckler JMH Kelnar CJH, Benso L, Gilli G, Nicoletti I, Faglia G, Radetti G, Bona G, van Buuren S, Hermanussen M, Grugni G, Marazzi N, Júlíusson PB, Roelants M, Hoppenbrouwers K, Hauspie R, Bierknes R, Lejarraga H, Sartorio A. The use of local reference growth charts for clinical use or a universal standard: a balanced appraisal. J Endocrinology Investigation 2012; 35: 224-226. 3) Eveleth P, Tanner JM. World wide variation in human growth. 2nd ed. Cambridge University Press. New York, 1990. 4) Lejarraga H. ‘Qué son los percentilos?’. Revista del Hospital de Niños, (Buenos Aires) 1975; 17: 176-191. 5) Fogel RW. Auxology and economics. In: Gilli, Schell and Benso. Human Growth from Conception to maturity. International Association for Human Auxology. Smith- Gordon Nishimura. London, 2002.