Instituto Nacional de Salud Pública, Cuernavaca, México
Introducción: Los cambios demográficos traen consigo cambios epidemiológicos, caracterizados por el incremento en la incidencia y prevalencia de las enfermedades que se presentan más frecuentemente en los adultos mayores (AM) como son la hipertensión, diabetes y anemia, afectando al 40.3%, 24.2% y 15.2%, respectivamente, de los AM en México. En el AM, son frecuentes los problemas de malanutrición debido a los cambios fisiológicos propios del envejecimiento (edentulismo, aclorhidria gástrica; malabsorción; etc) repercutiendo en una ingesta inadecuada de micronutrientes esenciales (folatos, vitamina B12, retinol, hierro); afectando el desempeño físico, mental y nutricional. En México, existe poca literatura que documente y caracterice la ingesta dietética del AM. Se ha documentado que diversos tipos de patrones dietarios han sido asociados con diversos desenlaces en salud, como densidad mineral ósea, estado funcional, cognición y mortalidad. Dado el rol fundamental de la nutrición en estas etapas, resulta de interés conocer el patrón de ingesta dietética en la población adulta mayor. Por tal motivo, el objetivo de este estudio es describir y caracterizar los cambios en los patrones dietarios de los adultos mexicanos mayores de 60 años o más, participantes de la ENSANUT 2006 y 2012. Métodos. La muestra está constituida por adultos de 60 años y más de las Encuestas Nacionales de Salud y Nutrición (ENSANUT) realizadas en México en 2006 (n=3,316) y 2012 (n=526). Ambas encuestas son nacionales de diseño probabilístico con representatividad de las zonas urbanas y rurales y de cada una de las entidades federativas del país. Los datos dietéticos fueron recolectados mediante un Cuestionario de Frecuencia de consumo de alimentos de los últimos 7 días (CFCA7) previos a la entrevista. El CFCA7 utilizado en 2012 es similar al empleado en 2006, excepto que cuenta con 39 alimentos extras, por lo que se obtuvo información de 140 alimentos y bebidas clasificados en 14 grupos de alimentos. Se utilizó análisis factorial de componentes principales con rotación ortogonal (varimax) para identificar los patrones dietarios y las cargas de cada factor para cada grupo de alimentos. Se eligieron los factores con base a un eigenvalor>1.2, el porcentaje de varianza explicada y la interpretación de los mismos. Se consideró que los grupos de alimentos con un factor de carga> 0.20 contribuían significativamente a cada patrón. De acuerdo a estos criterios, se identificaron 5 factores que en conjunto, explicaron el 30% del total de la varianza. Resultados. Se identificaron 5 patrones dietarios 1) el “Occidental” –alto en frutas, vegetales, dulces, grasas saturadas, leche entera, galletas y carne; el “Tradicional”, alto en tortillas de maíz, frijoles, chile y huevos; el de “Vegetales y cereales”, alto en frutas, vegetales, bebidas libres de azúcar y cereales listo para el consumo; el de “Pollo y Sopas”, alto en pollo, sopas, arroz y papa y el de “Comida rápida” alto en comida rápida y snacks. Entre estos patrones, no se observaron cambios significativos entre las dos encuestas; sin embargo, se observó un incremento en la contribución a la dieta total, de ciertos grupos de alimentos: dulces (1.4%), grasa saturada (0.7%) y leche entera (5.5%) y por el contrario, se observó una reducción en el consumo de pescado (-2.5%), leche baja en grasa (-19.2%), comida rápida (-2%)y bebidas azucaradas (-13%). Estos cambios se consideran poco saludables (con excepción del de bebidas azucaradas), dado que estos alimentos han sido asociados a la ganancia de peso e incrementado riesgo cardiovascular. En contraste con lo previamente documentado en adultos más jóvenes, entre 2006 y 2012, los AM disminuyeron el aporte de las bebidas azucaradas a la dieta total. Este cambio favorable puede estar relacionado al incremento en el autocuidado y mayor percepción de riesgo a medida que va envejeciendo el AM. Conclusiones: Se identificaron 5 patrones dietarios en los AM, sin cambios significativos entre la encuesta del 2006 y 2012, pero con cambios en ciertos grupos de alimentos considerados de mayor riesgo para la salud. La comprensión de los patrones dietarios en el AM, es una oportunidad para promover una adecuada salud y prevenir enfermedades mediante políticas basadas en poblaciones.