1Instituto Mexicano del Seguro Social, Cuernavaca, México, 2 University of Massachuetts, Lowell, Estados Unidos de América, 3 Instituto Nacional de Salud Pública, Cuernavaca, Morelos, México. 4 Instituto de Ciencias de la Salud, Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, Pachuca, Hidalgo, México
Introducción: Recientemente, el interés en los patrones dietarios mas que en los alimentos y nutrimentos aislados ha cobrado relevancia como método alternativo para evaluar la relación entre dieta y enfermedad. Mientras que algunos estudios han evaluado la validez y reproducibilidad en distintas poblaciones de adultos, en población Mexicana la validez del cuestionario de frecuencia de consumo para derivar patrones dietarios no ha sido evaluada. Por tal motivo, el presente estudio tuvo como objetivo evaluar la validez relativa del método de frecuencia de consumo de alimentos para identificar patrones dietarios en población adulta Mexicana. Métodos: Población y diseño de estudio. El presente análisis se realizó con datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012 (ENSANUT-2012). Brevemente, la ENSANUT-2012 es una encuesta probabilística a nivel poblacional que empleó un muestreo probabilístico multietápico y estratificado, para ser representativo a nivel nacional, de sus cuatro regiones y de áreas rural y urbana. El presente estudio incluyó información de 243 adultos ≥ 20 años, los cuales fueron seleccionados de manera aleatoria. El comité de ética del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) aprobó el protocolo del estudio. Recolección de datos Evaluación dietética La evaluación dietética se realizó mediante un cuestionario semi-cuantitativo de frecuencia de consumo de alimentos de 7 días (CFCA7) y duplicado de recordatorio de 24 horas (24DRs). El CFCA7 incluyó la frecuencia de consumo de 140 alimentos durante los siete días previos a la entrevista. La frecuencia de consumo estuvo caracterizada por categorías que iban desde nunca hasta seis veces al día. Para cada alimento o bebida se obtuvieron los gramos (g) y mililitros (ml) consumidos por día, los cuales fueron calculados multiplicando el número de días, por las veces al día, por el tamaño de la porción y por el número de porciones o piezas consumidas por cada vez de consumo. Por otro lado, los participantes completaron dos 24DRs en días no consecutivos distribuidos en todos los días de la semana. Para la realización del 24DRs se utilizó el método automatizado de múltiples pasos (24DR-AMPM versión 1.0), adaptado por investigadores del INSP para población mexicana. Utilizando información del CFCA7 y del promedio de los dos 24DR, los alimentos y bebidas fueron clasificados en 29 grupos de acuerdo a las características de los alimentos. Derivación de patrones dietarios. Para obtener los patrones dietarios, el consumo de energía de cada alimento se convirtió en porcentaje del consumo total de energía por día y fue estandarizado a puntajes Z. Posteriormente mediante análisis factorial de componentes principales, seguido de rotación ortogonal (varimax), se derivaron los patrones dietarios. Para determinar el número de factores retenidos se realizó evaluación gráfica, se consideraron las cargas de cada factor (> 1.5), así como la interpretabilidad de cada uno de ellos. Finalmente, se consideró que los grupos de alimentos con un factor de carga ≥ 0.20 contribuían significativamente a cada patrón patrón ( ≥5 grupos de alimentos). Análisis estadístico. Se realizó análisis descriptivo de las principales variables de interés. Se determinó la ingesta diaria, en g/día o ml/día, de los 29 grupos de alimentos. Se utilizaron correlaciones de Pearson para evaluar la validez relativa del CFCA7, tanto para los grupos de alimentos como para los patrones dietarios. Para todas las comparaciones, valores de P <0.05 fueron considerados como estadísticamente significativos. Todos los análisis fueron realizados usando el paquete estadístico Stata versión 13.0. Resultados: El análisis factorial identificó tres grandes patrones dietarios, los cuales representaron aproximadamente el 20% de la varianza total; 20.4% para el CFCA y el 19.5% para el 24DR. En general, los dos primeros patrones dietarios derivados con ambos instrumentos fueron similares. Sin embargo, el tercer patrón fue menos consistente a través de las dos fuentes de datos. El patrón 1, estuvo caracterizado por un alto consumo de bocadillos, comida rápida, refrescos, carnes procesada y granos refinados. El patrón 2 estuvo representado por un alto consumo de verduras frescas, fruta fresca y productos lácteos. Por último, las leguminosas, el huevo, dulces y azúcares contribuyeron en gran medida al patrón 3. Los coeficientes de correlación de Pearson, de la comparación de la ingesta diaria de los grupos de osciló entre 0.03 para las bebidas bajas en calorías a 0.80 para las bebidas no alcohólicas. Además se observó que los coeficentes de correlación entre los patrones fue de 0.66 (P <0.001) para el patrón 1 y 0.41 (P <0.001) para el patrón 2. Sin embargo, la correlación de patrón 3 fue menos consistente y estadísticamente no significativa (r= 0.29; P= 0.19). Conclusiones: Nuestros datos indican una validez razonable del cuestionario semi-cuantitativo de frecuencia de consumo de alimentos para derivar patrones dietarios mediante análisis factorial en comparación con el 24DRs. Estos resultados sugieren el uso potencial del CFCA para la identificación de patrones dietarios que pueden ser empleados en estudios epidemiológicos que evaluen la relación dieta-enfermedad.