Nuevas directrices globales y herramientas para los programas de fortificación de alimentos

Nuevas directrices de la Organización Mundial de la Salud sobre fortificación de alimentos y su impacto en la salud pública

Juan Pablo Peña-Rosas, Mónica Flores Urrutia, María Nieves García-Casal

Organización Mundial de la Salud (OMS), Ginebra, Suiza

Introducción: La fortificación es la práctica deliberada del incremento de micronutrientes esenciales en un alimento con el fin de mejorar su calidad nutricional con un riesgo mínimo para la salud. Su efectividad radica en fortificar alimentos básicos que sean consumidos por la mayor parte de la población (1). La OMS ha desarrollado directrices actualizadas para la fortificación de alimentos y algunos condimentos con vitaminas y minerales basadas en revisiones sistemáticas de pruebas científicas. Desarrollo: Las directrices de nutrición de la OMS son recomendaciones globales sustentadas por pruebas científicas y evaluadas rigurosamente por expertos en diversos campos de la salud. Las directrices ofrecen información sobre lo que se puede o debe hacer en situaciones concretas para alcanzar los mejores resultados de salud posibles, tanto individuales como poblacionales, y por lo tanto hacer un mejor uso de los recursos. Estas recomendaciones tienen un estricto proceso metodológico de elaboración. Una vez públicada, es responsabilidad de las oficinas regionales la diseminación y apoyo técnico en la adaptación de estas directrices a cada contexto (2-4). El inicio del proceso de desarrollo de las directrices está basado en peticiones que los 194 Estados Miembros realizan de acuerdo a las necesidades y problemas que están teniendo un impacto en la salud a nivel global. Varias revisiones sistemáticas Cochrane sobre fortificación de alimentos en salud pública han sido comisionadas por la Unidad de Pruebas Científicas y Orientación Programática del Departamento de Nutrición para la Salud y Desarrollo de la OMS (3) para apoyar el desarrollo de las directrices: fortificación de arroz con vitaminas y minerales, fortificación de alimentos básicos con vitamina A para prevenir su deficiencia, fortificación de harinas de maíz con hierro para prevenir la anemia y deficiencia de hierro en las poblaciones, fortificación de alimentos básicos con zinc en la población general, yodación de la sal alimentaria para la prevención de trastornos por carencia de yodo, fortificación con yodo de otros alimentos de uso común, fortificación de salsas y condimentos con hierro para prevenir la anemia y mejorar la salud, fortificación de harina de trigo y maíz con ácido fólico para disminuir el riesgo de anomalías congénitas y fortificación de la harina de trigo con hierro para reducir la anemia en las poblaciones. Adicionalmente, la OMS organiza reuniones técnicas con diferentes sectores involucrados en la fortificación de alimentos para discutir por ejemplo, las consideraciones técnicas para la fortificación de las harinas de maíz y la fortificación de arroz con nuevas tecnologías de producción. Las revisiones sistemáticas en estos temas, sirven para informar la toma de decisiones para el desarrollo de directrices globales de fortificación cuya implementación permita un gran impacto sobre el estado de nutrición de las poblaciones en riesgo. Las nuevas directrices incluyen la fortificación de arroz, harina de maíz, fortificación de sal de grado alimentario con yodo especialmente considerando el control de los desórdenes por deficiencia de yodo y armonizándola con las políticas de reducción del consumo de sal (5). La decisión del mejor vehículo alimentario, qué nutrientes agregar y en qué cantidades debe fundamentarse en factores como las necesidades nutricionales de la población, el consumo del alimento a fortificar, la presencia de otros programas de nutrición que aumenten el aporte de vitaminas y minerales y los costos de todo el proceso, incluyendo una adecuada monitorización. Las directrices de fortificación deben aplicarse adaptándose a las necesidades de cada país. La implementación debe incluir programas de garantía y control de calidad en las diferentes etapas del proceso, así como supervisión desde el punto de vista normativo y evaluación de impacto sobre la salud y la nutrición. Conclusiones: Las directrices de fortificación de alimentos de la OMS están informadas por pruebas científicas y ofrecen información sobre lo que se puede hacer para alcanzar los mejores resultados de salud posibles, tanto individuales como poblacionales, pero se requiere la participación de diversos actores en los países para la toma de decisiones a nivel local. La fortificación de alimentos básicos debe verse como una estrategia dentro de un plan integral de nutrición en salud pública que requiere evaluación, investigación operativa y adaptación al contexto del país. Agradecimientos: La OMS agradece al programa de control y prevención de malnutrición por carencia de micronutrientes de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) de Estados Unidos de Norteamérica por su apoyo al trabajo en el área de nutrición. Referencias: 1.WHO. e-Library of Evidence for Nutrition Actions (eLENA) Geneva, World Health Organization2015. Available from: (http://www.who.int/elena/en/, accessed 24 May 2015) 2. Zamora G, Meneses D, De-Regil LM, Neufeld L, Peña-Rosas JP, Sinisterra O. Consideraciones sobre la elaboración de las directrices de nutrición de la Organización Mundial de la Salud y su implementación. ALAN. 2015;65(1):1-11. 3. WHO. 2013-2013 Biennium Report. Department of Nutrition for Health and Development. Evidence and Programme Guidance. Geneva: World Health Organization, 2014 (http://www.who.int/nutrition/públications/2012_2013_bienniumreport_epg/en/, accessed 5 June 2015) 4. WHO. WHO handbook for guideline development 2nd ed. Geneva, World Health Organization 2014. 5. WHO. Guideline: Fortification of food-grade salt with iodine for the prevention and control of iodine deficiency disorders. Geneva: World Health Organization, 2014.