Iowa State University, Ames, Estados Unidos de América
Introducción: El consumo usual inadecuado de nutrientes y otros componentes de la dieta está asociado con alta prevalencia de enfermedades crónicas y con otras condiciones no saludables. En niños, una dieta de baja densidad nutritiva puede prevenir el desarrollo normal, y llevar a deficiencias cognitivas irreversibles. El desafío para investigadores, profesionales y aquellos encargados de diseñar políticas públicas, es que el consumo usual de nutrientes y alimentos no es directamente observable. En el mejor de los casos, podemos medir el consumo diario de alimentos, que luego se convierte en consumos diario de nutrientes a través del uso de tablas de composición de alimentos. Pero tanto alimentos como nutrientes son consumidos en cantidades variables en cada día. Por lo tanto, el consumo observado en un solo día no es (en general) un buen estimador del consumo habitual, tanto a nivel de persona como a nivel de grupo. Para poder estimar el consumo usual de nutrientes o alimentos en un grupo poblacional a partir de una o dos mediciones del consumo diario, es necesario adoptar las metodologías apropiadas tanto para medir consumo como para determinar la prevalencia de consumos deficientes (o excesivos) en el grupo. Objetivos: El objetivo principal de esta ponencia es presentar los aspectos generales de las varias metodologías disponibles para el análisis de información de consumo. Otros objetivos incluyen discusión sobre la interpretación de los resultados del análisis así como su uso en el diseño de intervenciones tales como la fortificación. Desarrollo: Sin presentar detalles técnicos, discutimos algunos conceptos fundamentales a tener en cuenta en el análisis de información de consumo. Entre ellos, dos de los más importantes son la diferencia entre la evaluación de la dieta a nivel de persona o a nivel de grupo, y el tremendo efecto de la variabilidad intra-persona en consumos diarios en la evaluación de la ingesta a nivel grupal. Demostramos la importancia de utilizar las metodologías de análisis apropiadas a través de ejemplos basados en encuestas recientes realizadas en América Latina y Estados Unidos. En esos ejemplos vemos que si no eliminamos el efecto de la varianza intra-persona al analizar la información de consumo, llegamos a resultados equivocados que pueden conducir a políticas sin efecto. Brevemente discutimos además el diseño apropiado de encuestas de nutrición, los instrumentos para captura de la información, y el uso de los Dietary Reference Intakes (DRIs) para la evaluación del consumo. La estimación de consumos usuales de componentes de la dieta que se consumen episódicamente presenta desafíos adicionales. Ejemplos de componentes que en América Latina no se consumen a diario incluyen ácido fólico, proteína de origen animal (en ciertas poblaciones), o alimentos específicos como bebidas gaseosas azucaradas, carnes rojas o verduras de hoja verde. El hecho de que la probabilidad de consumo de estos componentes en un día cualquiera es baja, resulta en muchos ceros en la base de datos de consumo, lo cual dificulta mucho el análisis y la interpretación de resultados. Finalmente, hacemos mención de los distintos programas que están disponibles para implementar estas metodologías. Brevemente hablamos sobre las ventajas y desventajas de cada uno para cada tipo de análisis. Conclusiones: En Estados Unidos, Europa, y algunos países de América Latina (México, Chile, Colombia, Ecuador) y Asia ya se están implementando metodologías que permiten extraer información relevante de estudios de consumo y que pueden utilizarse para guiar el diseño de políticas e intervenciones en el área de nutrición. Si bien la obtención de información de consumo a nivel individual y a escala nacional requiere un compromiso institucional sostenido, también es cierto que muchos de los costos asociados con este tipo de proyecto pueden minimizarse a través de la cooperación regional. Un buen ejemplo es el caso de las tablas de composición de alimentos, que podrían construirse a partir de las tablas existentes, donde cada país contribuye aquellos alimentos que le son propios.