Instituto de Ciencia y Tecnología de los Alimentos (ICTAN), Madrid, España
En las últimas décadas del siglo XX, la obesidad se ha convertido en un gran problema de salud pública. No solo se habla de epidemia en determinadas áreas, sino que está llegando a niveles de pandemia, ya que se ha distribuido por todo el mundo, tanto en países industrializados como en vías de desarrollo. Esta situación ha originado un interés por parte de los científicos y los profesionales de la salud para tratar de conocer las causas del desarrollo de esta patología, qué determinantes hay implicados, así como sus consecuencias fisiopatológicas. Por este motivo, no es extraño que estén apareciendo distintos programas de intervención para tratar de erradicar esta patología. Es bien conocido que en general la causa primordial del desarrollo de la obesidad incluye un desequilibrio entre una alta ingesta calórica y un gasto energético muy bajo, unido a la interacción con determinados factores genéticos. El problema reside en tratar de llevar a cabo programas de intervención que sean tempranos, ya que durante la infancia las consecuencias de la obesidad a nivel cardiovascular todavía pueden ser reversibles, pero no lo son tanto si durante la adolescencia se presenta un peso excesivo con una alteración metabólica. Sin embargo, más que sobre el tratamiento, hay que focalizar los estudios sobre la prevención de esta patología que tan relacionada está con el sistema inmunitario, ya que se ha definido como una inflamación de bajo grado. Es importante que los programas de tratamiento lleven consigo un plan que determine una educación nutricional, enseñando al niño/adolescente los alimentos más saludables, así como las cantidades y los horarios más beneficiosos para que su comportamiento alimentario sea lo más apropiado posible para su edad. Asimismo, es esencial marcarle las pautas para que mantenga una actividad física diaria así como un máximo de conducta sedentaria en lo que respecta a las horas que pasa viendo la televisión, jugando a los video-juegos o delante del ordenador en internet practicando actividades extraescolares. Del mismo modo, hay que cuidar el tiempo de sueño y su calidad. Está claro que todos los factores que produzcan estrés en el niño o en el adolescente van a ser claves para alterar su sistema inmunitario y generar patologías, bien presentando con frecuencia infecciones y alergias de mayor intensidad de lo que sería deseable. En consecuencia tanto la genética como el estilo de vida contribuyen a la susceptibilidad de desarrollar alteraciones metabólicas que van a originar un daño en la función del sistema inmunitario, dando lugar a un importante riesgo de sufrir procesos inflamatorios relacionados con ciertas patologías, como la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, aterosclerosis, hipertensión y muy frecuentemente infecciones y alergias. Además, existen diversos factores de confusión que es necesario evaluar, como son la edad, el género, el comportamiento alimentario, el tipo de actividad física y el sedentarismo, así como la calidad y cantidad de sueño, con el fin de desarrollar programas de intervención adaptados a los distintos grupos de población. El estudio de biomarcadores que evalúen la situación nutricional de niños y adolescentes, así como su crecimiento y evolución es esencial para poder actuar de un modo más efectivo tanto para su tratamiento como para su prevención. Hoy en día también se le está dando mucha importancia a la alteración de la microbiota y a los cambios que pueda sufrir mientras su desarrollo así como el estudio de la interacción con otros biomarcadores. Además, cada vez está más demostrado que tanto el ambiente escolar como el familiar van a generar una conducta en el niño y en el adolescente que puede ser facilitadora o perjudicial para la prevención o el fomento de la obesidad. Es una labor de todos los que de un modo u otro estamos inmersos en el mundo de la salud. Referencias: Martínez-Gómez D, Eisenmann JC, Wärnberg J, Gómez-Martinez S, Veses A, Veiga OL, Marcos A. Associations of physical activity, fitness and fatness with low-grade inflammation in adolescents. The AFINOS study. Int J Obes (Lond) 2010;34:1501-7. 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