Universidad de Granada, Armilla, España
Introducción: La obesidad infantil es uno de los principales problemas de salud pública a nivel mundial tanto en los países desarrollados como en los países en vías de desarrollo y aunque su prevalencia se ha estabilizado en algunas regiones, en la mayoría aún no ha alcanzado este punto. En 2010, a nivel global la cantidad de niños obesos fue 43 millones y se ha estimado que para 2020 esta cifra será de 60 millones (1). Entre los principales factores que han contribuido y están contribuyendo a este fenómeno se encuentran los cambios en los estilos de vida, fundamentalmente un aumento de la inactividad física y de la cantidad de horas frente a una pantalla, así como de la disponibilidad de alimentos densos en energía y atractivos al paladar. Además, la obesidad infantil es en parte la responsable de muchas de las complicaciones metabólicas que observamos actualmente en niños y jóvenes que anteriormente se veían únicamente en adultos. Uno de estas consecuencias de la obesidad es el Síndrome Metabólico, caracterizado por una interrelación entre resistencia insulínica, hipertensión, dislipidemia, intolerancia a la glucosa y anormalidades metabólicas que están asociadas al riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares (2). Sin embargo, vale la pena destacar que hay una proporción de obesos en la población que no sufre complicaciones metabólicas e igualmente existen personas delgadas que presentan alguna complicación metabólica, por lo que se piensa que la obesidad podría no ser la causa primaria del síndrome metabólico (3). Desarrollo La obesidad y sus complicaciones metabólicas se pueden rastrear desde la infancia hasta la adultez y se ha demostrado que no sólo la obesidad infantil, sino también el exceso de peso ganado durante el crecimiento es un determinante de riesgo para padecer enfermedades cardiovasculares. Además, se ha observado que la distribución de la acumulación de grasa en los diferentes depósitos (partición lipídica) se asocia mejor que el grado de obesidad al fenotipo metabólico en niños y adolescentes (4), que esta partición lipídica es un mejor determinante de la sensibilidad insulínica periférica y que a su vez está fuertemente asociada con biomarcadores de inflamación sistémica (3). De hecho, el factor clave en la patogénesis del síndrome metabólico es la resistencia insulínica, la cual se produce por la acumulación de lípidos en órganos y tejidos como hígado, páncreas o músculo esquelético, (órganos donde en condiciones normales no se almacenan lípidos), esta acumulación lipídica interfiere con la cascada de señalización de la insulina haciendo estos tejidos resistentes a su acción (2). En cuanto a la definición de síndrome metabólico en la infancia, en la literatura se observa que son muchos los intentos que se han hecho por llegar a un consenso; sin embargo, hasta la fecha no se ha llegado a uno definitivo ya que limitaciones tanto metodológicas como fisiológicas no han permitido alcanzarlo; p. ej., la resistencia insulínica transitoria durante la pubertad o las diferentes concentraciones lipídicas normales entre las diferentes razas, así como los métodos para determinar la intolerancia a la glucosa o los puntos de corte utilizados, (tablas o percentiles), son algunos de estos factores limitantes (3). Por lo tanto, la mayoría de estudios ha adaptado la definición establecida para los adultos; esta definición comprende, cinco componentes: obesidad (una condición a veces sine qua non), hipertensión arterial, concentración alta de triglicéridos y baja de lipoproteínas de alta densidad e hiperglucemia. Asimismo, hasta la fecha no hay un tratamiento especifico para tratarlo, sin embargo cambios hacia un estilo de vida saludable donde se disminuya el consumo de grasas saturadas y dulces, se aumente la actividad física y se disminuya el sedentarismo, parecen ser herramientas efectivas para combatirlo. Conclusiones El síndrome metabólico en la infancia se caracteriza por un fenotipo complejo en el cual la obesidad puede o no estar presente y donde la resistencia a la insulina parece ser el factor principal para su desarrollo. No existe un consenso para su definición en la población pediátrica por lo cual no hay una epidemiología clara para saber a ciencia cierta su prevalencia a nivel global. Referencias.1. De Onis M, Blossner M, Borghi E. Global prevalence and trends of overweight and obesity among preschool children. Am J Clin Nutr 2010; 92: 1257–1264. 2.- Kursawe R, Santoro N. Metabolic syndrome in pediatrics. Adv Clin Chem 2014; 65: 91-142. 3.- Weiss R, Bremer AA, Lustig RH. What is metabolic syndrome, and why are children getting it? Ann N Y Acad Sci. 2013; 1281: 123-140. 4.Weiss R, J Dziura, TS Burgert, et al. Obesity and the metabolic syndrome in children and adolescents. N Engl J Med. 2004; 350: 2362–2374.