Universidad Politécnica de Madrid, Madrid, España
Introducción: La ejecución de cualquier movimiento físico conlleva un aumento de la liberación de calor por parte de nuestro organismo. A nivel celular, y en especial a nivel mitocondrial, además de la síntesis de ATP a partir de la glucosa y los ácidos grasos, se produce síntesis de agua metabólica, de CO2 y liberación de calor. Cuanto mayor sea la intensidad y la duración del ejercicio, mayor será por tanto la liberación de calor. Este calor aumenta la temperatura corporal por encima de los 36,5 º- 37º C a los que suele estar nuestro organismo en situación de reposo. Ya se conoce desde hace tiempo, que un ligero aumento de la temperatura a nivel muscular es beneficioso y favorece la acción metabólica. Pero un aumento excesivo de la temperatura corporal pondría en riesgo ya no sólo el rendimiento, sino nuestra salud e incluso nuestra vida. Para poder liberar ese exceso de calor durante la práctica de ejercicio físico, es necesario hidratarse, ya que para perder 580 kcal de calor hace falta un litro de sudor, que debe evaporarse para producir el efecto refrigerante buscado. Desarrollo: Por tanto no hay duda que la realización de actividad física debe ir acompañada de una mayor ingesta de líquidos, con el fin de que el organismo pueda realizar una termorregulación óptima y se mantengan los volúmenes de sangre adecuados para la producción de sudor. Con el sudor, además de agua, también se pierden electrolitos y algunos elementos traza. Tanto el volumen de producción de sudor como la composición del mismo vienen determinados por diferentes factores, entre los que caben destacar algunos relacionados con el propio individuo, como son sexo, edad, número de glándulas sudoríparas por cm2 de piel, grado de entrenamiento, grado de aclimatación, tasa de producción y composición del sudor; y otros factores relacionados con el entorno, como son temperatura, humedad relativa del aire, velocidad del viento, altitud. Además, hay factores relacionados con el tipo de ejercicio que se practica, como son si es al aire libre, en el agua o en un sitio cerrado, las reglas del juego, duración del ejercicio, la vestimenta y en especial si hay tiempos muertos que permitan la hidratación. Todos estos factores se deben tener en cuenta a la hora de programar la hidratación de los individuos cuando realizan actividades físicas. Las investigaciones realizadas han demostrado ya hace tiempo que independientemente del tipo de ejercicio que se haga, el glucógeno muscular siempre es el limitante del ejercicio. El ejercicio en ambiente caluroso, y especialmente si el individuo está en hipertermia, favorece la depleción de glucógeno y por tanto propiciará que llegue antes la fatiga. La utilización del glucógeno aumenta a medida que aumenta la intensidad del ejercicio, pero incluso en ejercicios a intensidades medias en torno al 60% del VO- 2max, el glucógeno muscular es el limitante del esfuerzo. Por tanto, además de agua, en actividades de larga duración es conveniente tomar hidratos de carbono para aportar glucosa al organismo. Además de las células musculares, las células del sistema nervioso también necesitan glucosa para su funcionamiento. La práctica deportiva siempre va a acompañada de un importante componente mental, y para una adecuada toma de decisiones, especialmente durante la competición, es necesario tener suficiente agua y glucosa para abastecer al cerebro. Por tanto, la bebida que se tome durante la práctica de ejercicio físico puede ser un vehículo para la ingesta de otros nutrientes, como es el caso de los hidratos de carbono. Resumiendo los resultados de muchas investigaciones, la bebida de reposición óptima contiene entre un 4 y un 8% de hidratos de carbono, 20 mmol/l de sodio, 5 mmol/l de potasio e incluso 1,5 mg/kg de peso corporal de cafeina en el caso de larga duración. Pero debido a los múltiples factores mencionados anteriormente, esta composición se debe tomar de orientación y adaptar la bebida a las necesidades propias del individuo. Incluso para el mismo individuo, a medida que estos factores cambian, por ejemplo, va estando más entrenado o en función de la temperatura ambiente, la bebida de reposición no tiene que ser exactamente siempre la misma. Sí es fundamental hidratarse adecuadamente. Algunos estudios actuales intentan aumentar el grado de deshidratación compatible con el rendimiento, con el mensaje de que se debe ingerir menos líquido durante la práctica deportiva. Estas prácticas no han demostrado ningún beneficio adicional sobre el rendimiento, pero pueden poner claramente en riesgo la salud y la vida de la persona. Conclusiones: La deshidratación disminuye tanto el rendimiento físico como el mental y supone un riesgo para la salud, tanto en esfuerzos de resistencia aeróbica de > 2 h, pero también de <1 h, y según datos recientes, en deportes de fuerza. Es importante educar a deportistas, cuerpo técnico, pero también a profesionales del mundo de la construcción, bomberos, militares, personas que utilizan el transporte activo, a beber a lo largo del día y antes, durante y después del esfuerzo. Factores fisiológicos, deportivos y ambientales obligan a buscar esquemas individuales de hidratación. Buscar la bebida “ideal“ para una estrategia de hidratación óptima puede considerarse, además de una necesidad fisiológica, una ayuda ergogénica nutricional. Referencias: Bergeron MF, Hargreaves M, Haymes EM, Mack GW, Roberts WO. Exercise and fluid replacement. Position Stand of the American College of Sport Medicine. Med Sci Sports Exercise 2007; 39(2):377-390. González-Gross M, Cañada D. Nutrición, actividad física y deporte. En: Carbajal A & Martínez C, eds. Manual práctico de Nutrición y Salud. Exlibris ediciones. 2012. pag 239- 254. Racinais S et al. Consensus recommendations on training and competing in the heat. Br J Sports Med. 2015 Jun 11. pii: bjsports-2015-094915. doi: 10.1136/ bjsports-2015-094915.