La florifagia, que es el consumo de flores como alimento es una práctica que, aunque no es nueva no estaba muy difundida entre los consumidores hasta hace algunas décadas. Las flores comestibles contribuyen al mejoramiento de la estética de los alimentos además, aportan sustancias biológicamente activas como vitaminas A, C, riboflavina, niacina, minerales como calcio, fósforo, hierro y potasio beneficiando la salud de quien las consume. Esta revisión incluye algunos ejemplos de flores comestibles como las rosas, violetas y capuchinas entre otras, sus usos y aplicaciones como alimento, sus características organolépticas y valor nutrimental por las cuales pueden considerarse un alimento funcional. No todas las flores pueden consumirse como alimento hay otro grupo de flores que pueden resultar tóxicas e incluso su ingesta puede ser mortal. Un factor importante que afecta la calidad de las flores es la forma en la que se conservan la cual repercute en sus características sensoriales y nutrimentales. Finalmente aunque el consumo de flores como alimento es una práctica antigua hay poca reglamentación es necesario realizar mayor investigación sobre su análisis químico y nutrimental que promueva su inclusión en la dieta ya que pueden ser una fuente alimenticia con un alto valor nutrimental y funcional.
Palabras clave: Características sensoriales, florifagia, flores comestibles.
The floriphagia that is the consumption of flowers as a food, is an old practice not widespread among consumers until some decades ago. Edible flowers contribute to increasing the appearance of food. They can provide biologically active substances including vitamin A, C, riboflavins, niacin, minerals such as calcium, phosphorous, iron and potassium that are eventually beneficial to consumers’ health. This review includes some examples of edible flowers including roses, violets and nasturtium among others, uses and applications, sensorial characteristics and nutritional values that lead them to be considered as functional food. An important factor that affects the quality of edible flowers is the form in which they are preserved since it may affect their sensorial and nutritional characteristics. However, not all flowers can be eaten as food since there are some of them that can be toxic or even mortal. Finally, although the consumption of flowers is an ancient practice, there is little regulation in this regard. Of the review on edible flowers, it is concluded that there are still numerous aspects about them to evaluate such as nutritional and functional characteristics, conservation and regulation with the aim to extend its consumption.
Key words: Sensory characteristics, floriphagia, edible flowers.
Instituto Politécnico Nacional-Centro de Desarrollo de Productos Bióticos. Morelos, México.
En últimas fechas el consumidor se ha dado a la tarea de buscar nuevas alternativas de alimentos; estos deben ser seguros, nutritivos y poseer características sensoriales de calidad. Por tal motivo el consumo de flores (florifagia) está tomando fuerza entre la población. Esta actividad no es reciente ya que, en muchas partes del mundo el consumo de flores comestibles continúa como una tradición (1). Hay reportes dónde se menciona que culturas como la china y la romana ya consumían flores. Actualmente, todavía se conserva esta costumbre en algunas poblaciones autóctonas de diversos países entre los cuales México no es la excepción. Hay que mencionar que no todas las flores son comestibles, para que estas sean consideradas como tales deben cumplir ciertas características entre las que se encuentran: la composición química, la forma de cultivo (libres de pesticidas, herbicidas y fertilizantes no orgánicos) además de ser inocuas microbiológicamente. Debido a sus características, son múltiples los usos que se le dan a las flores cuando se incluyen en la gastronomía. Ejemplo de ello son los pétalos de rosas (Rosa spp.) recién cortados que pueden resultar excelentes para presentar un postre o en su efecto para guarnecer algún tipo de carne. En algunos países de oriente se emplean para perfumar platos. Su agradable aroma, su belleza y su sabor dulce las convierten en un atractivo ingrediente (2). Otras flores que se han utilizado incluyen a los crisantemos (Chrysanthemum spp.) y dalias (Dahlia sp.) usadas en China regularmente en sopas secas. Los romanos añadieron a su cocina flores cultivadas como violetas (Viola odorata).
Con la flor del mastuerzo (Tropaeolum majus) o capuchina (Tropaeolum majus) originaria de Perú, se elaboran ensaladas, acompañando carnes y en helados (3). Además de brindarle a los platillos un toque estético, las flores comestibles brindan al cuerpo un gran contenido de vitaminas, minerales, proteínas y aminoácidos que mejoran la calidad de vida y la salud de las personas que las consumen (4). Incluso, algunas flores también contienen sustancias bioactivas con actividad terapéutica. Según un informe de Zhang Dongsheng, de la Sociedad de Ciencias y Tecnologías Alimentarias de China, las flores aportan importantes elementos para la nutrición y la salud. Algunas flores son ricas en proteínas, grasas, almidones, aminoácidos, vitaminas A, B, C, E, antioxidantes y varios elementos minerales que son indispensables para el cuerpo humano (5). Estudios han demostrado que hojas y flores de algunas plantas silvestres, principalmente leguminosas, presentan un alto contenido de proteínas (6).
Las flores comestibles contribuyen a la mejora de la apariencia estética de los alimentos. Así son utilizadas durante la preparación de éstos pero con mayor frecuencia son relacionadas con sustancias biológicamente activas (1) como compuestos fenólicos, carotenoides, vitaminas, minerales etc. Las flores aportan matices de frescura y sabores inusuales, sus llamativos colores y los atractivos olores que desprenden estimulan en gran medida los sentidos. Las flores que se pueden emplear en culinaria son innumerables, pétalos de rosa, magnolia (Magnolia grandiflora), jazmín (Jasminum officinale), azahar (Citrus aurantiifolia), malva (Malva sylvestris), mejorana (Origanum majorana), violetas, capuchina (Tropaelum majus L.) y muchas otras. De las flores comestibles se puede comer parte o toda su estructura aplicando las diferentes técnicas de cocción. La mayoría de ellas se comen en ensaladas, pero también existen otras ideales para guisos y sopas. Con las flores comestibles se pueden elaborar diferentes platillos, como carnes blancas y rojas, pastas, arroces, salsas y postres; ya que su combinación con ciertos alimentos da un sabor y aroma agradables aceptados por el comensal (2). En la Tabla 1 se resumen algunos usos de flores consumidas como alimento.
Las flores comestibles pueden ser usadas para adicionar color, fragancia y sabor a los alimentos tales como ensaladas, sopas, postres, entradas y bebidas. La lista de flores comestibles es extensa con alrededor de 55 géneros conocidos. Hay que señalar que el mayor componente de las flores es agua (más del 80% de su composición) por tanto son ingredientes calóricamente bajos. Así, su principal uso se enfoca en las características de apariencia, sabor y aroma que puedan aportar al alimento. Un ejemplo es la flor de jamaica (10), la flor de color púrpura tiene un sabor muy parecido al de la frambuesa. Los geranios (Pelargonium zonale) brindan fragancia a los pasteles, los pensamientos (Viola x wittrockiana) se usan en ensaladas dulces y saladas o para acompañar quesos, las capuchinas regalan sabores picantes a ensaladas. Otro ejemplo es el delicado y dulzón sabor de la flor de calabaza (Curcubita pepo) que, por tradición se prepara en tamales y sopas (8). En la Tabla 2 se resumen algunas flores y sus características sensoriales.
Entre los principales atributos a considerar cuando se eligen las flores para su utilización es el color, el cual puede afectar e influir en las preferencias de su consumo. Por ejemplo en el caso de la flor de capuchina, los cultivares carmesí y borgoña pueden atraer y estimular el apetito de los consumidores (11). Además los colores de las flores comestibles pueden tener efectos en el apetito de los consumidores como evocar un sabor. El color rojo puede sugerir al consumidor que el producto tiene un sabor dulce cereza o fresa. El color amarillo puede estar asociado con un sabor cítrico o agrio, mientras que el azul, el cual es muy raro, puede relacionarse con alimentos que tienden a ser azucarados (12). Por otro lado, en lo que respecta a las flores, los pétalos pueden presentar una amplia gama de colores que está determinada por múltiples compuestos químicos, principalmente por el contenido de carotenoides (pigmentos liposolubles contenidos en los plastidios) y antocianinas (pigmentos hidrosolubles contenidos en las vacuolas de las células epidérmicas de los pétalos). Estos dos grupos son los de mayor importancia (11). Así, en flores de capuchina, la cual representa una de las fuentes más populares de flores comestibles, el color de las flores es causada sobre todo por las antocianinas (en promedio, su concentración es de 720 mg kg-1 de masa fresca y pelargonidina 3-sophoroside constituye más del 90% de antocianinas totales (13). Del mismo modo como en crisantemos (14), la luteína es el caroteno más importante en este caso.
Los carotenoides son componentes estructurales esenciales de la antena fotosintética y complejos centros de reacción, y en los vegetales juegan un papel importante ya que los protegen contra los daños ocasionados por los procesos fotooxidativos y le proporcionan a las frutas y flores diversos colores que atraen a los polinizadores y dispersadores de semillas (15). En el caso del humano, los carotenoides son componentes esenciales de la dieta, son precursores de la biosíntesis de la vitamina A y tienen funciones antioxidantes (15). Hay una diversidad de perfiles de carotenoides de diferentes especies de plantas los cuales le confieren a las flores variación en los colores que presentan. La mayoría de los carotenoides en pétalos de flores son xantofilas amarillas, como la luteína, β-criptoxantina y zeaxantina. Xantofilas epoxi tales como violaxantina, anteraxantina, neoxantina, y luteina-5,6-epóxido son también comunes. Las xantofilas imparten colores que van de amarillo claro y amarillo oscuro a colores naranja en las flores, dependiendo del contenido de carotenoides en los pétalos. Algunas flores contienen los carotenos como el licopeno y β-caroteno y tiene un color amarillo oscuro a naranja (15). La principal fuente natural de la luteína son los pétalos de las flores de tagetes (Tagetes erecta) en donde se encuentra formando ésteres con diferentes ácidos grasos. La luteína juega un importante rol en la prevención de la degeneración macular (trastorno ocular que destruye lentamente la visión central y aguda, lo cual dificulta la lectura y la visualización de detalles finos) causada por la edad. Otra especie que vale la pena citar es la flor de capuchina ya que es una excelente fuente de luteína, las flores amarillas tienen niveles más altos que las flores de color naranja oscuro. La hoja es una buena fuente de luteína y la provitamina A-caroteno. Griesbach y Batdorf (16) realizaron estudios en la flor de azucena (Hemerocallis fulva) y encontraron 2 tipos de carotenoides (zeaxantina y luteina) el cual varió con el color de los pétalos. También en los pétalos anaranjados de caléndula (Calendula officinalis) se ha observado que acumulan carotenoides rojos (14).
Casi todos los tonos azules y púrpuras se deben a los pigmentos vacuolares nombrados antocianinas. Estos cambian de color en función de su grado de acidez o alcalinidad y del tipo exacto de antocianina (17). Entre las antocianinas encontradas con más frecuencia en las flores están la pelargonidina, cianidina y delfinidina (18). En las rosas, las antocianinas son los pigmentos más importantes responsables del color rojo. Estos pigmentos pueden causar que los pétalos se observen rosados, rojos, violeta o azules, dependiendo de la copigmentación que se presente. La copigmentación es la interacción de antocianinas con flavonoides y otros compuestos como metales, alcaloides, taninos y polisacáridos. La pigmentación de los tejidos vegetales también se afecta por el pH y la temperatura (19). En flores de tulipán (Tulipa spp.) se ha observado que, sí no está mezclada con otros pigmentos, la pelargonidina es responsable de los colores naranja a rojo, cianidina para magenta y rojo, y delfinidina para la coloración púrpura (18). Sin embargo, la aparición de mezclas de varios pigmentos, y otros factores como la presencia de flavonoles como co-pigmentos, el pH de la vacuola celular y la variedad de colores de flores, puede alterar esta correlación (20). Los cálices deshidratados de la flor de jamaica son apreciados comercialmente porque a partir de estos pueden obtenerse extractos concentrados de color rojo con aplicación en la industria alimentaria y farmacéutica. Las antocianinas son los compuestos responsables de esta coloración (21). En la flor de jamaica las antocianinas más importantes son delfinidina-3-sambubiósido y cianidina-3-sambubiósido (22). En la azucena la cianidina-3-rutinoside y delfinidina-3-rutinoside son las responsables del color de los pétalos (16). Además de conferirle el color a los pétalos florales, diferentes estudios han manifestado las propiedades antioxidantes de estos pigmentos. (17). Tsai et al. (23) afirman que son varios los constituyentes con actividad antioxidante en los cálices de jamaica, entre ellos se incluye a las antocianinas.
Los compuestos responsables del aroma de las flores están preferentemente contenidos en sus aceites esenciales (24). Cada especie de planta produce un aroma único que comprende una mezcla compleja de compuestos volátiles orgánicos. Desde un punto de vista químico, las moléculas de sabor constituyen un grupo heterogéneo de compuestos, de cadena lineal, de cadena ramificada, aromáticos y heteroaromáticos, cuyas cadenas principales llevan diversos grupos químicos tales como hidroxilo, carbonilo, carboxilo, éster, lactona, amina, y funciones tiol. Más de 700 compuestos químicos de sabor han sido identificados y catalogados (25). Existe información sobre la composición de las flores de vara dorada gigante (Solidago gigantea), en específico su aceite esencial (26), en el cual se identificaron en su mayoría terpenos y sesquiterpenos a los cuales se les atribuyen las características aromáticas de la flor. En otro estudio Fu et al.(27) identificaron al linalol (compuesto monoterpénico) como el principal compuesto responsable del aroma de las flores de fressia (Freesia x hybrida).
La bioquímica de la formación del aroma de las flores no está bien comprendida. Generalmente los botones florales no tienen olor y por lo tanto, los pétalos son la principal fuente de compuestos aromáticos en muchas flores. La rosa turca (Rosa damascena) tiene importancia económica ya que sus pétalos son utilizados como una fuente de fragancias naturales y saborizantes. De hecho es una de las especies más importantes que se utilizan para producir aguas, esencias y aceites esenciales en la industria de la perfumería (28). El perfume del clavel (Dianthus caryophyllus) está dominado por eugenol, cariofileno y derivados del ácido benzoico (29). Mientras el eugenol da el carácter picante/ clavo de olor a los cultivares tradicionales de clavel, la fragancia de los cultivares modernos, incluyendo clavel (Dianthus caryophyllus L.cv. 'Eilat'), se determina por derivados del ácido cariofileno y del ácido benzoico tales como benzoato de metilo (29). El sabor de las flores puede ser detectado de manera diferente por los receptores. Así el sabor dulce (por ejemplo de rosa turca) se percibe como agradable. Este sabor resulta del contenido de sacarosa; su transporte a las flores abiertas y los pétalos se asocia con la síntesis de los aceites etéreos, que son típicos del olor de tipos individuales de flores (30). En el curso de la senescencia de las flores, el contenido de sacarosa puede aumentar debido a una hidrólisis y aumento de fructanos; esta reacción se manifiesta como un cambio en la presión osmótica y, visualmente, como la apertura de flores (31).
La utilización de flores como alimento no sólo es por razones estéticas, el aporte nutrimental también debe considerarse. Las flores comestibles son fuente de minerales, especialmente de fósforo y potasio. En un estudio realizado por Rop et al. (32) el contenido de estos elementos osciló de 202,11 mg kg-1 a 514 mgkg-1 (materia fresca) y de 1842,61 mgkg-1 a 3964,84 mg kg-1(materia fresca) respectivamente. Hay otras flores como la flor de jamaica cuyos cálices color rojo contienen importantes concentraciones de hierro, oscilando entre 800,67 mg100g-1 a 833,00 mg 100 g-1 (33). El contenido de β-caroteno de la violeta (Viola tricolor) en base al peso es mayor que la de la naranja. (34). La flor de calabaza nos aporta vitaminas A, C, riboflavina, niacina y minerales como calcio, fósforo, hierro y potasio (35). Los pétalos de las flores amarillas son generalmente una fuente muy buena de vitamina A (1). Otra flor utilizada en la gastronomía es el diente de león (Taraxacum officinale) el cual entre sus componentes contiene algunos minerales (calcio, magnesio, fósforo, azufre, zinc, hierro), proteínas, ácido fólico, grasas, goma, inositol, vitaminas (A, B1, B2, B6, B12, C, D y E.), otros compuestos como ácidos caféico, palmítico, oleico, linoléico, pantoténico, ρ- aminobenzoico, asparagina, arginina, resinas y potasa, además de azúcares como la fructosa (2). Además de las flores antes mencionadas se encuentra la flor de izote o yuca (Yucca filifera) que en 100 g de sus pétalos contienen 273 mg de ácido ascórbico, 95 mg de calcio y 2,6 g de proteínas (36).
La moringa (Moringa oleífera) se está revelando como un recurso de primer orden con bajo costo de producción para prevenir la desnutrición y múltiples patologías como la ceguera infantil asociadas a carencias de vitaminas y elementos esenciales en la dieta. Esta planta tiene un futuro prometedor en la industria alimentaria y como alimento proteico para deportistas. Las hojas tiernas y las flores se consumen, crudas o cocidas, ya que son ricas en proteínas (contienen del 5- 10%), minerales, β carotenos, rivoflavina y vitamina C (37). En laTabla 3 se presenta el análisis proximal de algunos ejemplos de flores con uso como alimento en México.
Además de las propiedades nutrimentales de las flores algunas contienen compuestos con acción terapéutica. La flor de caléndula se ha utilizado en la medicina tradicional herbolaria ya que se le atribuyen propiedades inmunoestimulante, citostática, antiespamódica, antiséptica, sedante, analgésica yantidismenorreica entre otras (40). Una de las causas por las cuales las flores comestibles podrían considerarse alimentos funcionales es que contienen algunos compuestos biológicamente activos. Los compuestos fenólicos son un ejemplo. Este grupo de compuestos se encuentra en las flores y son en parte responsables del color. El interés en los pigmentos antociánicos se ha intensificado recientemente debido a sus propiedades farmacológicas y terapéuticas (41). Los efectos terapéuticos de las antocianinas están relacionados con su actividad antioxidante (42). Existen otros compuestos fenólicos de interés. Kaisoon et al. (43) analizaron cuatro flores que se consumen en Tailandia: tagetes, cosmos (Cosmos sulphureus), coralillo (Antigonon leptopus) y buganvilia (Bougainvillea glabra) yencontraron que los extractos hidrofílicos de flores comestibles evaluados en este estudio contenían un alto nivel de compuestos fenólicos, principalmente ácidos fenólicos (gálico, protoacético, ρ-hidroxibenzoico, clorogénico, vanílico, caféico, ρ-cumárico, siríngico, ferúlico, y sinápico) y flavonoides, que mostraron elevada capacidad antioxidante en pruebas in vitro y en células. Los extractos exhibieron una serie de posibles propiedades que mejoran la salud, tales como la supresión de la proliferación de células cancerosas asociadas con el sistema de la digestión humana y la inhibición de la α-glucosidasa y las enzimas lipasa. Por otro lado, las flores de las especies de rosa japonesa (Rosa rugosa) y rosal daurian (R.davurica) son de especial importancia por presentar un importante efecto inhibitorio sobre especies reactivas de oxígeno (44). Se debe mencionar que, incluso después de una semana de almacenamiento en frío de las flores, los valores de actividad antioxidante no se alteran demasiado. Esto es debido al contenido de ácido gálico, uno de los antioxidantes esenciales que se presenta en las flores comestibles (45). Otros importantes antioxidantes pueden ser flavonoles tales como la quercetina y el kaempferol, que se encuentran en los pétalos de rosa principalmente en forma de glicósidos (46). Taiet al.(47) estudiaron flores de sophora (Sophora viciifolia) y observaron que la actividad antioxidante se correlaciona bien con su contenido de compuestos fenólicos y compuestos flavonoides. Entre los compuestos de esta flor se encontró 3 –luteolina, con el contenido más alto y una significativa actividad eliminadora de radicales DPPH, que probablemente repercuta en la actividad antioxidante de esta flor.
Para las flores comestibles, la calidad del producto debe comenzar con la planificación durante la fase de producción. Dado que ningún pesticida está registrado para su uso en flores comestibles (34), las estrategias alternativas de manejo de plagas debe ser utilizado. Con un aumento en la demanda de productos orgánicos, el productor de flores comestibles puede considerar su cultivo utilizando métodos orgánicos certificados. La temperatura es uno de los factores que provoca una mayor pérdida en la calidad de las flores, dado que la temperatura determina el metabolismo de la flor (48). Sin embargo, aún cuando la refrigeración probablemente alarga la vida útil de la mayoría de las flores comestibles, algunas pueden ser sensibles al daño por frío. En otro estudio realizado por Kelley et al. (49) observaron que, algunas flores como pensamiento y capuchina pueden ser almacenadas a temperaturas entre 0-2,5°C durante dos semanas sin pérdida de su calidad visual. Hay otras flores que necesitan menor temperatura de almacenaje y tan sólo tienen una vida de anaquel de una semana. En todas las flores estudiadas al aumentar la temperatura disminuyó su calidad visual. Según investigaciones, las flores cortadas envejecen más rápido cuando la tasa respiratoria fue más alta (50). Otro factor a considerar en la conservación de flores comestibles es la reducción de la transpiración para evitar pérdidas por deshidratación. La alta relación entre la superficie y el volumen de la flor, y además la cutícula delgada de los pétalos, la hace altamente susceptible a la pérdida de agua. Pérdidas de peso en un 20% en la rosa es un nivel crítico para el mantenimiento de la frescura y la turgencia (50). Es importante considerar que las delicadas flores comestibles deberán estar debidamente empacadas para su protección. Estas pueden ser comercializados en recipientes rígidos de plástico similares a los utilizados para almacenar y proteger las fresas (Fragaria x ananassa) y otros elementos altamente perecederos. Es cierto que el uso al cual se destina la flor comestible y la flor de corte es diferente y por tanto también cambia la forma de cultivo, sin embargo, los parámetros a considerar cuando se trata de la vida de anaquel no son muy distintos. Se ha demostrado que el color de la flor es el atributo más importante del producto. Por tanto, los métodos de conservación deben enfocarse principalmente a la preservación de éste parámetro en particular.
Al utilizar las flores en la preparación de alimentos se debe tomar en cuenta que no todas las flores son comestibles. Algunas plantas son venenosas cuando se mastican y degluten, otras causan alergias cutáneas, dermatitis o lesiones cutáneas. Unas variedades son nocivas durante alguna época del año mientras numerosos especímenes son tóxicos en cualquier época (51). También, es importante tomar en consideración la contaminación a la que está expuesta. Esta contaminación puede ser ambiental (plaguicidas, metales pesados, hidrocarburos, etc.), por agentes vivos o por enfermedad de la planta (52). Las sustancias químicas perjudiciales presentes en las plantas ornamentales son principalmente alcaloides, glucósidos, resinas, taninos, alcoholes, fitotoxinas, nitritos, sustancias fotosensibilizantes y oxalatos de calcio (53). En la Tabla 4 se presentan algunos ejemplos de flores tóxicas, así como los efectos de su ingesta.
A pesar que la florifagia no es una actividad nueva, existe poca reglamentación con respecto al manejo y consumo de flores como alimento. La unión europea (UE) que es la más avanzada al respecto, todavía tiene en controversia si las flores son consideradas y por ende comercializadas como alimento. La normativa europea es muy detallista con las cuestiones relacionadas con la alimentación. En 1997, la UE estableció un registro de alimentos, de los tradicionales, que pueden venderse sin trámites especiales, ya que su seguridad para la salud está avalada por la tradición. La venta de todo alimento no incluido en este registro, como las flores comestibles, incumple, por tanto, la ley. La UE ofrece dos alternativas para regularizar estos productos. La primera pasa por conseguir un tipo de certificado de nuevo alimento que demuestre que este no tiene efectos nocivos, lo que es largo, costoso e imposible de asumir para pequeños productores. La segunda vía es más sencilla y consiste en demostrar que se trata de un alimento tradicional que ya se consumía antes de la entrada en vigor del reglamento europeo 258/1997 (57). En países como México todavía la existencia de una reglamentación en particular para el consumo de flores como alimento es nula; sin embargo, en la constitución en específico el “Reglamento de control sanitario de productos y servicios”,se considera a las flores como un derivado de las frutas y hortalizas, y por tanto tiene por objeto la regulación, control y fomento sanitario del proceso, importación y exportación, así como de las actividades, servicios y establecimientos, relacionados con estas (58).
Las flores comestibles poseen colores, formas, sabores y aromas interesantes que pueden ser aprovechados para mejorar la apariencia, sabor y en algunos casos aroma de los alimentos. En últimas fechas también se están aprovechando sus características nutrimentales, ya que, aun cuando el contenido de los componentes comunes de las flores comestibles (es decir, proteínas, grasas, sacáridos, y vitaminas) no es demasiado diferente de la composición de otros órganos de la planta, contienen otras sustancias como minerales, compuestos fenólicos y carotenoides que pueden tener notables efectos benéficos en la salud (efecto curativo o preventivo sobre la aparición de varias enfermedades) y por lo tanto las convierte en alimentos funcionales. Si bien las flores pueden ser de utilidad cuando se aplican en la alimentación humana es imperativo tener sumo cuidado al momento de elegir que flores se pueden consumir como alimento, ya que algunas contienen compuestos tóxicos ya sea por la forma en que se cultivan o propios de la planta. A pesar que hay una gran variedad de flores que pueden ser comestibles hay poca información o estudios que nos den a conocer que nutrientes contienen. Es conveniente realizar investigación en esa línea y con ello promover su aprovechamiento, ya que pueden ser una alternativa para remediar la escasez de alimento.
Recibido: 21-08-2013
Aceptado: 25-11-2013